No. Me niego a tener que depositar mis esperanzas de futuro en unos colores. Como joven emigrada para tener un sueldo digno a final de mes sin tener que seguir dependiendo de papá, soy escéptica en que mi porvenir se resuelva con banderas rojigualdas. El pasado domingo Ciudadanos presentaba en Madrid la plataforma ‘España Ciudadana’, entre banderas, gritos de ‘¡Viva España!’ y ’yo soy español, español, español’ e interpretación del himno -con letra, muy importante-.

Por aquello del rigor periodístico, una decide investigar más y va al manifiesto de esta iniciativa. Tras un repaso a todas las regiones del país y una mención a las lenguas cooficiales, que, vaya, la mayoría de españoles de otras comunidades autónomas desconocemos, lo interesante viene en el tercer párrafo. Reza: «El futuro de España será lo que queramos los españoles. Hemos escrito juntos nuestro destino. Lo hicimos en Cádiz en 1812. Lo hicimos en 1978, abriendo la mejor página de nuestra historia en una Transición ejemplar».

Qué difícil resulta escribir nuestro destino cuando cualquier mención a referéndum, regional o nacional, espanta al poder establecido. De repente pasamos a La Pepa, la misma que liquidó la dinastía borbónica que sigue hoy en la cabeza del Estado y, tras un breve salto en el tiempo de más de 100 años, estamos en 1978, cuando a los españoles se les dio a elegir entre seguir en dictadura o tragar con una democracia diseñada por el propio régimen. Qué podía fallar. Se habla de ‘Transición ejemplar’, palabras repetidas hasta la saciedad para un periodo de tiempo, entre 1975 y 1983, en el que hubo al menos 591 muertes por violencia política: terrorismo, guerra sucia y represión, según narra Mariano Sánchez en su libro ‘La Transición sangrienta’.

El manifiesto continúa con referencias a la cultura española y esos ‘héroes anónimos’ que levantan el país. Una serie de lugares comunes que se repiten en la cuenta de Twitter de la plataforma, que están muy bien como guía de autoayuda y motivación en esa lucha continua entre orgullo y decadencia que mantiene España desde la pérdida de Cuba, pero que poco o nada aporta a la solución de los problemas reales del país. El principal, me atrevería a decir, la corrupción de las élites y la precarización de la vida de los ciudadanos. Y eso lo provoca un sistema que Ciudadanos mantiene y desea mantener a toda costa.