El motivo de mi carta es principalmente expresarles el grado de desesperación infinito que tengo desde hace algún tiempo y que me obliga a ponerme en contacto con este medio de comunicación, además de con el Defensor del Pueblo, el Fiscal General, el Tribunal Constitucional y su Majestad el Rey. No puedo decir que crea en la justicia y mucho menos que ella sea igual para todos porque: ¿se puede actuar judicialmente contra alguien sin pruebas?; si tienes un rifirrafe con un juez por un simple incidente de tráfico, ¿puede dicho juez hacer contigo lo que te de la gana porque todo el mundo le teme? Si los testigos de la otra parte declaran a tu favor ¿puedo ser condenado? Si tras un receso en un juicio ves al fiscal y charla amigablemente con una testigo de la otra parte, ¿puede cambiar la decisión de dicho fiscal? Si tienes una prueba concluyente que te exime de un delito, ¿puede un juez desestimarla? Si durante un juicio todo va bien a tu favor, ¿puede un juez suspenderlo sin motivos temporalmente y al reanudarse comprobar misteriosamente que todo ha dado un vuelco de 180º? Pues sí, todo esto me ha sucedido, pero claro, ustedes no están en mi lugar y ni siquiera por asomo saben lo que se siente y sufre. ¿Qué soluciones hay? Díganme, ¿creen ustedes en la Justicia?. Yo creo que sí, que justicia hay para los que lloran delante del juez, para los despechados, para los que quieren venganza y principalmente para los que tienen dinero, pero claro, los que no lloramos, no nos sentimos despechados, no somos vengativos y no tenemos dinero ¿qué hacemos? ¿Puede un juez hacer contigo lo que le da la gana? ¿Quién les para los pies?, ¿quién impide que se salten a la torera todos los derechos que tenemos los demás? ¿Ustedes saben la impotencia que se siente con esto? Y es que está claro, Dios nos libre de tener nada que ver con esta gente. ¿Qué hacer? ¿Perder los estribos y hacer una locura? ¿Ir andando al Tribunal de Estrasburgo y exponer mi caso? ¿Encadenarme delante del Ministerio de Justicia?... Ya después de tanto tiempo que ocurrió sigo siendo inocente y no descarto nada.

Luis Miguel del Carmen Pablos **

Cáceres