En la década de los 60 era un lujo tener una bicicleta y pocos chiquillos podían disfrutar de dar paseos en una propia. Los demás recurríais a la generosidad de los amigos del barrio que la tenían para aprender a montar y disfrutar de algunos ratos de pedaleo. Los mayores de entonces raramente la utilizaban. La bicicleta era cosa de niños. Ahora, en cambio, es cosa de adultos. A pocos niños se ve montando en bicicleta, y la mayoría de las veces lo hacen en compañía de sus padres. La bicicleta para un niño es un juguete de calle, y los niños de hoy juegan poco en la calle.

Muchos adultos han encontrado en la bicicleta una vía de escape para salir de su vida rutinaria o una manera de hacer deporte. Sin duda la bicicleta es un medio de transporte ecológico y sano, pero también tiene sus desventajas. Por un lado, es dificultoso usarla como medio de transporte habitual en ciudades con muchas cuestas, como Cáceres. Aunque últimamente algunos ciclistas están solventando este problema utilizando la bicicleta eléctrica. Por otro lado, es un medio de transporte vulnerable, ya que el cuerpo del ciclista apenas va protegido y cualquier impacto recibido de un vehículo de motor puede ocasionarle graves lesiones.

Pero existe un medio de trasporte natural tan ecológico o más que la bicicleta, y quizá más sano: las piernas del peatón. O dicho al modo del chascarrillo popular, el coche de San Fernando, un rato a pie y otro andando. Sin embargo, la seguridad del peatón, cuya vía de tránsito es la acera, últimamente está siendo quebrantada por algunas bicicletas que también utilizan las aceras circulando a velocidad excesiva. Es fácil verlas esquivando de forma imprudente a los peatones, y no es difícil que un peatón pueda ser arrollado por una bicicleta al doblar una esquina. La bicicleta es, en cierto modo, un vehículo traidor para el peatón, ya que es silenciosa, y si éste no la ve porque se aproxime por su espalda, puede ser atropellado.

Hay que fomentar el uso de la bicicleta y concienciar a los conductores de vehículos de motor para que sean respetuosos con los ciclistas. Y ya de paso, exigir a los ciclistas temerarios que invaden las aceras respeto para con los peatones.