TEtl silencio de Mariano Rajoy sobre la imputación judicial de Francisco Camps entra dentro de lo muy clamoroso. Pero una cosa tengo que decir: si la explicación del presidente del PP se va a parecer a las que dan sus segundos en la cúpula, mejor que permanezca callado. Así no tendrá que dejar la sensación de que trata a los españoles como imbéciles profundos.

Mañana Camps y Costa están citados ante el Tribunal Superior de Valencia, acusados de delitos de cohecho. En el PP confían en que suceda algo parecido a lo del caso Naseiro con las pruebas. Pero que no se hagan ilusiones, pues aun en el improbable caso de que no recayera una condena penal, nadie les iba a librar de la responsabilidad política que ya tienen encima desde hace tiempo. Las grabaciones y las declaraciones de personas relacionadas con el caso Gürtel son más que suficientes para acabar con su carrera política. Lo de los trajes y las conversaciones de Camps y su esposa con El Bigotes son temas que hacen increíble el hecho de que el presidente de la Generalitat y Costa sigan en sus puestos y de que Rajoy no les haya retirado la militancia y obligado a dimitir.

Yo comprendo, en cualquier caso, que el líder del PP haya callado en Córdoba, ante las insistentes preguntas de la prensa, especialmente al coincidir las nuevas imputaciones con los datos de la encuesta del CIS que arrojan su brutal derrota frente al presidente Zapatero en el debate del estado de la nación, como, por lo demás, podía esperar cualquier observador imparcial y como yo les adelanté el mismo día de la sesión parlamentaria.

Lo que ya es más difícil de comprender es lo demasiado escandaloso de esa doble vara de medir de Rajoy en las suspensiones de militancia y en las dimisiones, que le lleva a favorecer a los valencianos que le apoyaron en el Congreso donde fue reelegido presidente del PP, frente al castigo a los madrileños, porque en la comunidad capitalina se le pusieron en contra. La corrupción masiva y la derrota parlamentaria no son los mejores avales para ganar las elecciones europeas del 7 de junio.