Los socialistas madrileños vuelven a dar espectáculo pero esta vez para bien. Mucho tienen que torcerse las cosas en las primarias de hoy para impedir que el balance sea de lo más rentable para el siempre convulso Partido Socialista de Madrid. Y, por supuesto, para el PSOE, que sueña con el día de la recuperación del poder institucional en la comunidad (lo del ayuntamiento, lo siento por Lizavetsky , está mucho más crudo).

Haciendo bueno el dicho de la necesidad como generadora de la virtud, las elecciones primarias entre Tomás Gómez , el escalafón, y la ministra Trinidad Jiménez , la estrella invitada, no han podido irle mejor a la causa electoral de Zapatero , por mucho que la derecha sin complejos se esfuerce en presentarlas como un nuevo carajal interno del PSOE (Rajoy dixit).

Tanto Gómez como Jiménez han escenificado dos formas distintas de intentar desalojar a Esperanza Aguirre del poder autonómico con reiteradas y respectivas muestras de adhesión política y lealtad personal de Zapatero. En sus actos de cierre de campaña, en la jornada del viernes, tanto uno como otra hicieron expresa confesión de apoyo al ganador en las elecciones primarias de hoy.

Esta misma doctrina la expuso el propio secretario general y presidente del Gobierno en sus declaraciones del viernes por la mañana en la radio. Pero eso no le impidió reiterar su preferencia por la candidata Jiménez. Eso tiene una doble lectura: que rompe la neutralidad y puede inclinar la balanza en contra de Gómez o que, por el contrario, le hace un favor, si tenemos en cuenta la memoria amarga que los votantes tienen de las estrellas invitadas (la propia Jiménez en el ayuntamiento, Almeida, Morán, Miguel Sebastián ...).

La solución, hoy por la noche. Después de una campaña que, por suerte para el PSOE, no ha sido a cara de perro. Ahora los dos candidatos se muestran respectivamente seguros de su doble victoria. En las primarias socialistas de este domingo, con el apoyo mayoritario de una militancia desmotivada que se ha despertado al ruido de las urnas, y en las municipales de 2011 sobre Esperanza Aguirre, por recuperación del poder para el PSOE, que en realidad no consistiría en una derrota del PP sino en la pérdida de su mayoría absoluta.

Después de lo ocurrido en abril de 1998, con la desafección de la militancia respecto al candidato oficial (Almunia ), es un misterio saber cómo van a reaccionar los 18.000 afiliados con derecho a voto. Más de la mitad militan en el pasotismo después del caso Tamayo , aquel gol en propia meta a mayor gloria de Aguirre. Pero no dejarán de votar este domingo. Se espera una participación muy alta, tras una campaña que les ha devuelto la motivación y, entre otras cosas, ha disparado los índices de conocimiento y valoración de los candidatos. Sobre todo de Gómez, que era un desconocido cuando se abrió este proceso.