El gobierno que preside Silvio Berlusconi se está deslizando, cada vez más, por la pendiente de la xenofobia. A su acoso a los gitanos une ahora el de los inmigrantes ilegales. El ministro del Interior de ese gobierno, Roberto Maroni, ha aconsejado a los italianos que sean "malos" con los que no tienen papeles en regla, toda una invitación a la exclusión social.