XExn un informe hecho público hace escasos días por Joaquín Nieto , secretario confederal de Medioambiente y Salud Laboral de CCOO y José Santamarta , director de World Watch se alerta sobre los riesgos medioambientales y para la salud de continuar con el modelo de desarrollo industrial actual y se apuesta por revisar tanto la planificación de los sectores de electricidad y gas como la estrategia de ahorro y eficiencia energética. Los propios documentos confederales aprobados en distintos Congresos apuestan por el desarrollo ecológico sostenible. Nada que ver con el artículo de opinión publicado por Valentín García y que viene a confirmar la extraña alianza entre la dirección actual de los sindicatos mayoritarios con el empresario Alfonso Gallardo , conocido por realizar cierres patronales, por discriminar a las mujeres y por los accidentes laborales ocurridos en sus emporios. Nunca se ha visto en el sindicalismo de clase semejante apuesta por la concentración de capital en unas solas manos.

Pero lo cierto es que en el sindicalismo actual se deberían realizar varias reflexiones: que en la última década los derechos de los trabajadores y trabajadoras hayan disminuido, que hoy sea más fácil despedir que hace 15 años, que la precariedad sea la nota dominante, que los beneficios empresariales hayan aumentado en proporción geométrica mientras que el poder adquisitivo de los trabajadores en proporción aritmética, cuando no disminuye, ocupando entre el 40 y el 60% de sus ingresos en pagar una vivienda, y todo ello pese a los legítimos representantes de la clase trabajadora. El papel de los sindicatos en impedir semejante panorama no ha debido ser efectivo y tal vez por ello a los 1.º de Mayo acudan cada año menos gente.

Y es que en la naturaleza hay dos formas de convivir: tenemos a los parásitos, que se aprovechan de un organismo, y la simbiosis, mediante la cual dos organismos conviven conjuntamente y sin problemas. La simbiosis del sindicalismo actual con el poder conlleva que frente a las agresiones del segundo contra los trabajadores responde el primero callando o aplacando las protestas. Eso es fruto de una enorme burocratización sindical, donde el problema radica en que el liberado confunde fácilmente los intereses de la clase trabajadora con sus propios intereses económicos, hecho que se produce especialmente en aquellos que llevan años sin pisar un puesto de trabajo o se niegan a volver a su centro y que, merced a ello, pactan cualquier cosa con el poder esperando a cambio las convenidas dádivas: cursos, financiación y subvenciones.

Es en esta simbiosis donde podemos encajar la respuesta de un insigne responsable sindical a la cuestión de la pérdida de derechos y la directa discriminación de los inmigrantes que se daba en el decreto firmado entre el gobierno de Aznar y los sindicatos tras la huelga del 20 de junio de 2003: "eso te preocupa a ti y a cuatro personas"... El problema de este último 1.º de Mayo no era la presencia de un numeroso grupo de activistas contra la refinería, por cierto, muchos de ellos afiliados a los sindicatos, delegados de empresa, históricos dirigentes, sino que una horquilla de entre 300 y 500 personas se hayan dado cita en el gran día de los trabajadores y trabajadoras. ¿Es ese el poder de convocatoria o bien que la desidia es el resultado ante los mensajes mañidos y repetidos y la falta de reivindicaciones, a pesar de los múltiples problemas que existen? El problema es también la falta de democracia interna sindical, las escasas consultas a las bases, y a los propios afectados, cuyo resultado es que las cúpulas acuerdan reformas laborales sin consultar ni con los trabajadores, ni con los comités de empresa, ni con las organizaciones medias, ni con sus afiliados. Sólo así podemos entender que cada vez menos jóvenes se afilien a los sindicatos y cada vez más los precarios y los parados busquen otras formas de organización.

Valentín García seguramente no comprenda esto. El está buscando su futuro... el tiempo nos lo dirá. No obstante a muchos nos tendrán que explicar qué hacemos nosotros defendiendo a un empresario que ha utilizado a trabajadores desplazándolos de un centro a otro para cobrar subvenciones; qué hacemos apostando por un desarrollo irracional que necesita no el ahorro energético sino que sigamos consumiendo cada vez más petróleo; cómo podemos callar ante el hecho de que la Refinería Gallardo pueda llevarse el 70% del presupuesto de la SOFIEX o ignorar que el 80% de la plantilla de la Refinería de Puertollano (por poner un ejemplo) lo forman trabajadores de contratas y subcontratas, mientras que los pocos que quedan de plantilla fija o se los despide o se los prejubila. No, no. El problema no son los portadores de pancartas en el 1.º de Mayo, sino los dirigentes sindicales subyugados por el poder, deseosos de congraciarse a toda costa con la mano que reparte las subvenciones, incapaces de comprender que frente a los votos, los dineros y las glorias están los principios, la dignidad y la entereza.

*Presidente del Comité de Empresadel Ayuntamiento de Zalamea de la

Serena. Ex-miembro de la Ejecutiva

Regional de CCOO.