No son ganas de llevar la contraria. En España no hay crisis financiera... de momento. Ya sabemos que la banca española ha quedado casi al margen del contagio directo de la crisis financiera global (Lehman Brothers y Madoff aparte).

Pero no podemos ni debemos olvidar que el mundo lleva meses sorteando el colapso del sistema financiero, fundamentalmente como consecuencia de un excesivo endeudamiento. El espectacular crecimiento económico de los últimos años en España también se debe, en gran medida, al sobreendeudamiento.

Las entidades financieras españolas, endeudadas en el exterior para poder conceder más créditos que lo captado vía depósitos, deben hacer frente a los vencimientos de su deuda. Para ello el Gobierno ha puesto en marcha dos líneas de apoyo ante el bloqueo de los mercados mayoristas: el Fondo de Adquisición de Activos Financieros (FAAF) y una línea de avales para emisiones de dichas entidades. Los ya famosos 150.000 millones de euros solo llegan para hacer frente a los vencimientos de la deuda. No es dinero nuevo, es dinero que se presta para que nuestros bancos y cajas no tengan que suspender pagos al haberse cortado en seco su vía normal de financiación.

XRESUELTO ELx problema de liquidez del sistema para el 2009 y el 2010, bancos y cajas están recogiendo los amargos frutos de su política de concesión de créditos en los últimos años, la morosidad. Un crédito en mora significa pérdidas para una entidad financiera y, de alguna manera, en el pecado de su anterior generosidad encuentran hoy la penitencia. Según sube la morosidad, se consumen las provisiones, se va reduciendo su capital y un banco descapitalizado se torna insolvente generando, entonces sí, una crisis financiera. Aparece aquí la tercera vía de ayuda de las administraciones a sus sistemas financieros: las inyecciones de capital. Como, insisto, en España no han proliferado los activos tóxicos, de momento no ha hecho falta inyectar capital a ninguna caja o banco, cosa radicalmente distinta a lo ocurrido en EEUU, Reino Unido, Alemania, Islandia... Pero si la morosidad sigue creciendo, lo veremos más bien antes que después.

Con mucho menos dinero disponible, más caro, y con la morosidad ascendiendo rápidamente, es normal, y prudente, que bancos y cajas pidan más garantías y cobren mayor diferencial por el crédito. Si aun con el aval del Estado las entidades financieras tienen que pagar márgenes superiores al 1% sobre el euríbor para captar recursos (emisiones avaladas), difícilmente lo prestarán por debajo de esos márgenes, so pena de incurrir en pérdidas. Y llegamos al punto donde no se puede ser demagogo: los bancos han de tener beneficio no solo para retribuir a sus accionistas, sino para seguir operando. Un banco que pierde dinero consume capital y si no lo repone, quiebra. El que un banco gane dinero es la mejor garantía para su continuidad porque la suya es una actividad basada en la confianza.

El equipo económico del Gobierno sabe lo que tiene entre manos en el tema financiero. El plan de ayudas está bien calculado, es suficiente y se ha puesto en marcha antes de que fuese imprescindible. Entonces, ¿por qué abrir este debate pro crédito fácil? Probablemente, se intente desviar la atención de otros problemas más acuciantes, como el paro, pero también es posible que se prepare a la opinión pública para inyectar capital en alguna entidad con problemas. Las presentaciones de resultados del 2008, salvo los grandes que van muy bien para la que está cayendo, se están retrasando: tal vez ya haya un puñado, no más, de entidades, probablemente cajas, con problemas de solvencia. Las soluciones son varias:

--Inyectar capital directamente o mediante adquisición a precio inflado de activos dudosos. Técnica y legalmente está resuelto, pero crearía una asimetría injusta y el buen gestor competiría en desigualdad de condiciones.

--Intervenir. Es la solución clásica. Accionistas y gestores perderían y depositarios y bonistas no. Se limpia lo malo, se repone capital y se vuelve a privatizar.

--Crear un banco (o caja) público generoso con las pymes. Puede ser una tentación crear una entidad financiera pública que concentre a las entidades con problemas y, además de limpiar su balance, conceda créditos con criterios más laxos.

Si se quiere ayudar a la maltrecha tesorería de las empresas que no logran vender sus productos, pueden acometerse varias medidas. El Consejo de Cámaras ha propuesto un par de ellas: que todas las administraciones paguen cuanto antes sus deudas y pagar el IVA cuando se cobra, no cuando se factura. Pero ni se puede ni se debe obligar a las entidades financieras a que den crédito a quien consideran no solvente, es decir, con incapacidad de devolverlo. Si se quiere, se puede crear un banco público laxo, si el Estado avala. Pero de esta forma los impuestos servirían para aguantar artificialmente empresas. ¿Es posible discriminar las que tienen futuro de las que no?

Estamos en crisis, esto es una recesión y saldremos de ella cuando debamos menos que al principio. Los créditos puente, tal vez necesarios para ciertas empresas, solo servirían para prolongar la agonía de las que no tienen futuro y para hacer que esta crisis sea más larga.