Estamos en tiempo propicio para que los políticos no hablen de lo suyo. La ministra de Medio Ambiente, Elvira Rodríguez, confiesa en El Mundo que cada día empieza de mal humor tras bajar de la báscula. Pero se sobrepone: "He hecho régimen muchas veces, pero cuando estoy estresada, engordo. A ver si estas vacaciones me sirven para algo". Luego entra en su gran afición, la ópera: "Wagner me cuesta cuando tiene las obras tan largas. Me gusta Mozart, me gusta Verdi... Me gusta más la clásica que la moderna". Va contra corriente ante el aumento del precio de las entradas a los museos: "No son caras. El refrán de que lo que no cuesta no vale es absolutamente cierto y la entrada individual en España es barata".

El exministro Manuel Pimentel sigue en su relativismo y declara en La Razón: "Da igual que los políticos descansen o no. La sociedad española tiene dinámica propia". Y sigue: "No tengo nada que olvidar. Mis vacaciones no son un paréntesis. No desconecto". Pero al final entra en política cuando le preguntan por la sucesión de Aznar y qué le aconsejaría al presidente: "Le diría que por qué en vez de elegir él, no convoca un congreso para elegir. En vez de sucesión, elección".

Lejos de la política, Mayte Martín se alegra, en el diario catalán Avui de que "la gente conozca más el flamenco". Con caída de tópico incluida, porque "antes se relacionaba este mundo con el franquismo". ¿Ayuda el apoyo institucional? Respuesta: "Es más fácil y menos arriesgado apostar por las cosas que la sociedad ya ha aceptado. Los políticos van siempre después de".