El caso Gürtel sigue su camino sin Garzón , pero sigue siendo el caso Gürtel. La primera reacción del PP ante la instrucción de un escándalo que tocaba fibras sensibles del partido fue la de deslegitimar al juez instructor, hasta el punto de intentar cambiar la nomenclatura y denominarlo caso Garzón. Según esta tesis, ni el PP ni ninguno de sus miembros tuvo responsabilidad en el turbio asunto, sino que eran víctimas de los corruptos, Correa y compañía, y del propio juez, que lo único que perseguía era dejar tocado políticamente al principal partido de la oposición.

Ahora el sumario ya está en manos de los Tribunales Superiores de Madrid y Valencia. El primero, más activo, ya ha imputado a tres alcaldes y a tres diputados autonómicos del PP, el último de ellos ayer mismo, el exconsejero de Deportes Alberto López Viejo . Hace unos días, desaparecido Garzón como sparring, la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre , intentó desmarcarse: "Hay tres alcaldes imputados que yo no he puesto, dos diputados que estaban allí cuando llegué y un exconsejero al que todavía no han imputado", dijo en una entrevista radiofónica. Pues ya están todos imputados, de lo que cabría deducir que la policía y el juez hicieron bien su trabajo, y que Esperanza Aguirre, que también es presidenta del PP en Madrid, está más tocada políticamente que Garzón judicialmente.

El PP ha decidido suspender de militancia a los imputados. Es un paso en la buena dirección que podrían haber dado antes. Ahora la prueba del nueve llegará para Rajoy si la imputación recae también sobre el presidente valenciano o sobre el tesorero del partido, Luis Bárcenas . Aunque el precedente de Fabra ya marca asimetrías en la petición de responsabilidades dentro del PP, difícilmente se entendería que el partido no tomase la misma determinación que con los imputados madrileños. Como cuesta digerir que alguien que no es digno mantener en un partido tenga la dignidad suficiente como para seguir ocupando un escaño parlamentario.