Nos va llegando a algunos la hora de tomarnos unas merecidas vacaciones. Y parece ser que cuando eso ocurra no solo no tendremos gobierno sino que lo que se antojaba la noche aquella de los 137 y los 85 y los 71, que no eran sino 69 más dos, y el chasco de los 32, la noche, digo, de las encuestas fracasadas, que era que lo más democrático iba a ser permitir un gobierno del PP, al final está más en el aire que nunca.

Sánchez desapareció primero, fue visto en Mojácar y luego se sumió en el silencio. Y ahí sigue, negándose --a día de hoy, que ya es el del ayer interminable-- a la abstención y aconsejando junto a sus íntimos a Rajoy que se acerque a los partidos de cercana ideología. Mas luego, cuando el gallego lo hace y recibe unos votos inesperados, dicen las malas lenguas que de aquellos a los que quiere encarcelar, tenemos que oír las proclamas enfadadas como la de Meritxell muy dolidas por el acercamiento antes aconsejado. El presidente en funciones, que parecía que seguía en ese modo reposo al que nos tiene tan habituados, pues resulta que no. Que estaba haciéndole caso a Sánchez y negociaba cosas turbias sobre mesas en el Congreso y en el Senado, y a saber qué otras componendas aún más turbias negociaba detrás de él Montoro y la vicepresidenta, tan técnica ella. Resultado 1: una flamante Pastor de presidenta del Congreso y chasco mutuo de Doménech y López que gozarán del anonimato en su anónimo escaño. Resultado 2: enorme enfado de Rivera , al que no sabemos si ha engañado o simplemente ignorado. Ese extraño y oscuro y nunca gratis apoyo independentista pone en riesgo la abstención de Ciudadanos, cuyo líder, tan amigo de dar consejos pese a su juventud y escasa veteranía, aconseja hasta al rey, que eso si que son palabras mayores y disparatados disparates.

Y mientras un grupo de políticos preocupados y prestigiosos exigen en nombre del patriotismo y la responsabilidad que haya un gobierno ya, hay españoles que se consuelan pensando que estamos mejor que en EEUU, porque al menos aquí ningún payaso racista en modo peluquín se presenta a la presidencia.