Era yo una niña, pero recuerdo perfectamente aquella perrilla diminuta, cruce callejero de bodeguero, agazapada entre dos ruedas en la carretera del puerto de Garrucha un atardecer de fines de verano, temblando convulsivamente apretada contra el suelo, rodeada por una jauría de machos cuyos ladridos atronaban con un timbre bestial sedientos de sexo. Imágenes y aullidos que me han asaltado hoy ante la sentencia en la que dos magistrados han descrito la situación de la víctima de abusos sexuales de Pamplona, «de pronto en un lugar angosto y recóndito, rodeada por cinco varones de edades muy superiores y fuerte complexión que la dejaron impresionada y sin capacidad de reacción». Y menos mal que no reaccionó, porque si lo hubiera hecho, a lo mejor se hubiera ganado un guantazo y entonces, a lo mejor los jueces hubieran encontrado violencia y no prevalimiento. O a lo peor estaría muerta, como Diana Quer.

Y es una certidumbre la que me hace afirmar hoy que un mejillón tiene más sensibilidad que ese otro juez de la audiencia de Navarra cuyo nombre es preferible no recordar, que escuchó desde el principio a la joven con reticencia y con una posición claramente favorable a los acusados, para los que ha pedido la absolución. Sus oscuras razones tendrá para considerar que es humanamente posible «en un entorno sórdido, cutre e inhóspito», conseguir «un ambiente de jolgorio y regocijo» donde él sólo vio práctica de sexo.

Una no ha visto el espantoso vídeo, ni falta que le hace, pero se hace idea bastante de lo que ocurrió, y por tanto sabe que cinco tiarros rodearon a una muchachita de dieciocho años, la introdujeron contra su voluntad en una portería, «sin su aquiescencia», le bajaron las bragas y la penetraron diversas veces, por distintos orificios. Todo eso, le sugiere al magistrado que le produjo a la joven placer.

Y una declara, sin respeto, que hay algo intrínsecamente perverso en esas palabras, y algo intrínsecamente podrido en un sistema que hace posible que semejantes disparates puedan ser escritos y tengan tal poder.