Los sindicatos del sector de la Enseñanza tienen previsto protestar hoy --con una concentración a las puertas de la consejería y con un paro de una hora en todos los centros públicos-- porque consideran que la Administración no ha tenido en cuenta el papel de interlocutor necesario en los asuntos conflictivos, como la fusión de centros o la puesta en marcha de los planes de refuerzo. La protesta de hoy se entiende como la primera de una serie que podría culminar con una huelga en junio.

La negociación entre administración y sindicatos es un factor de cohesión y paz social que nadie pone en duda, y mantener vivos los cauces de discusión es un deber de ambos, pero principalmente, en este caso, de la Consejería de Educación. Pero los intereses que hay en juego no son únicamente los sindicales. La fusión de los centros educativos de Castuera y Llerena es una decisión tomada en razón de un criterio lógico y fácilmente entendible: el inexorable descenso del número de alumnos. Una administración tiene el deber de ser eficiente y de gestionar los recursos públicos con rigor y no puede mantener estructuras cuyo aprovechamiento es bajo sosteniendo los costes como si fuera altos. Cabe también decir que la amenaza de la protesta hubiera estado más justificada si se hubiera planteado antes, puesto que de la concentración en uno solo de los dos citados institutos se viene hablando desde hace meses, y los planes de refuerzo ya están en vigor, por lo que su puesta en marcha, cuya negociación reclaman los sindicatos, se produjo semanas atrás.