Dramaturgo

Badajoz es singular y tiene una oficina de turismo más singular aún: su responsable no sabe idiomas... ¿para qué, si con señas se entiende todo Dios? (y madame Brun con más de cincuenta años de pateo del callejero pacense para que alguno aprenda a decir "mersi moscú"...). Badajoz es una ciudad muy singular y tiene una estación de autobuses diseñada y gestionada para que los pocos turistas que vienen salgan a escape en cuanto divisen dicha estación: no funcionan los paneles informativos, no hay aire acondicionado, no sirven nada en las mesas de la cafetería (¿para qué las tienen puestas?) y si quieres comprar un souvenir de la ciudad te tienes que ir a Mérida (he visto "puertas de palmas" de barro en las tiendas romanas que rodean el Teatro).

Badajoz es una ciudad tan singular que los turistas pasean por las calles con caras de alucinados, esperando que Francisco Pilo o Alvaro Meléndez aparezcan por una esquina y les expliquen por qué esa Giralda desubicada de la que nadie les habló antes; por qué esa Alcazaba inédita; por qué tanta belleza recóndita; por qué tan lúcidos canónigos, tan hermosas damas y tan pedigüeñas niñas rumanas (Badajoz es tan singular que se practica la mendicidad utilizando niños pequeños, cosa prohibida, y la policía ni flores). Badajoz es tan singular, que dejan el Paseo Fluvial para que los niños hagan botellón y meen en el Guadiana y los niños singulares de Badajoz suben y se mean en los portales de Joaquín Costa y aledaños. Badajoz es tan singular que se sabe de memoria las letras de Camela, sigue bailando con los Play-boys y tiene aires y estilo de puerto de mar (lástima lo de Saramago y La balsa de piedra ). Es singular Badajoz.