De alguien que anda haciendo imposible la vida ajena a base de acciones bellacas y perversas puede decirse que es un canalla malicioso arrimado a las ascuas encendidas por Lucifer. Y pongamos que a alguien cuyas bribonadas y fechorías nos ofenden o perjudican, pero perdonamos porque son divertidas y seductoras, consideramos un sinvergüenza simpático .

Este último prototipo de homo moderno está últimamente en fase de propagación y además encuentra alimento en abundancia en la aprobación de un gran número de sus prójimos.

Pasa por mi mente el famoso Dioni , un sinvergüenza simpático que después de robar un grueso fajo de billetes de mil de las antiguas pelas y ser detenido en Brasil sin un duro, siguió ganando pasta grabando discos y sometiéndose a entrevistas. O una sinvergüenza simpática como M. Rosa Quintana , quien después de firmar como autora un libro plagiado que ni había leído, sigue de rositas haciendo tele rosa y prensa rosa exitosamente.

Existe una infinidad de animales mediáticos poco recomendables que se están forrando a costa del respaldo de muchos mortales que aplauden sus simpáticas canalladas , desde cantantes a actores, pasando por deportistas, políticos, modelos y buscavidas. Algunos incluso intentan provocar que sus víctimas parezcan sus verdugos, como Silvio Berlusconi , que a través de sus medios de comunicación vulnera las intimidades de quien le parece y sin embargo arremete judicialmente contra el primer periódico que saca a relucir la parte más frívola de su modus vivendi. Este hombre con perfecta sonrisa de pícaro latino y estampa de bailarín de tangos, sabe vivir con la filosofía del filibustero que jamás se sonroja, quita y pone a su antojo lo que quiere y como quiere, muestra con frecuencia sus maneras de señor feudal contemporáneo, y suele quedar siempre como un cavalieri .

Ya sé que sinvergüenza simpático es un calificativo demasiado eufemístico para estos casos, pero entiéndanme, tal como están las cosas no quiero ser una víctima convertida en verdugo.