Esto de la independencia catalana nos está volviendo tarumba. No es cuestión baladí y por eso nos preocupa tanto a muchos aunque, --bien es verdad--, los resultados electorales catalanes han despejado el horizonte hacia donde no nos gusta a algunos.

Creo que va siendo necesario dejar cada cual su opinión al respecto de la «independencia», porque puede dar lugar a equívocos innecesarios en una situación que nos afecta sobremanera, nos guste o no nos guste.

Todos los que me conocen y han escuchado mi opinión al respecto saben que me opongo, claramente, a cualquier división de eso que no acabamos de definir su nombre; unos llaman España y a otros les gustaría buscar otro nombre para que «todos se sintieran satisfechos» con el mismo.

Este que suscribe el artículo, acepto aunque no comparto --como no puede ser de otra manera, después de siglos--, la existencia de Portugal, y aunque no comparto el partimiento de eso que llamamos Península, me hace recordar lo que me enseñaron en la escuela de que península «era un trozo de tierra rodeado de agua por todas partes, menos por una», y observo que, si alguna tiene está justificación de nombre, es el lugar en el que vivo y llamase España. En consecuencia con ello no puedo compartir todo aquello que divida lo que podría ser Península Ibérica o como se le quiera denominar.

Hecha está declaración de principios, he de rechazar que no se pueden decir las cosas que se están diciendo, llamado a alguna gente: «fascistas», «franquistas», etcétera.

Un poco de respeto a quienes han pasado «muchas fatigas» para que disfrutemos de esta denostada democracia; que gracias a que es «tan mala», muchos pueden decir y defender «públicamente lo que, en otro tiempos no muy lejanos, les sería imposible hacerlo.

Como se acerca la fecha de la investidura, pareciera razonable que cada cual muestre su posición al respecto, para evitar equívocos innecesarios y que puedan perjudicar.

No parece razonable que la no presencia del candidato a presidente sea admitida. Si se quiere presidir algo, parece necesario estar presente y manifestar claramente la misma.

Esto que parece una «verdad de Perogrullo» es muy discutido por algunos aunque, bien es verdad, que de manera confusa e intencionada. Lejos estoy de entrar en ese debate, porque si acepto y no comparto, ciertas «independencias», mucho menos en el siglo XXI y con Europa por medio, aceptaré situaciones aunque tenga que aceptar.

Como estamos en una situación «parlamentaria», aplíquese la misma y a votar; que cada cual haga con su voto delegado electoralmente lo que dijera en su programa electoral, si es que lo ha manifestado, y que cada cual asuma sus responsabilidades, dentro de la legalidad Constitucional de todos los peninsulares. Recordemos que ya el Derecho Romano decía algo asi: «lo que a todos atañe, por todos debe ser conocido», en este caso decidido, o aquello de los Comuneros de Castilla de que: «naide es más que naide».