Dramaturgo

Cándido Gómez, artista polifacético donde los haya, acaba de estrenar un nuevo espectáculo con su ´Candi 2 Banda´, Los que sobramos , que, como su título indica, está dedicado a quienes se sitúan al margen, o sea, a casi todo el mundo. Creo que nunca estuvo la civilización más marginada, con más márgenes, y por ello, porque hay más espacio, cabemos más en esos márgenes. Hace poco colocaban a un buen amigo periodista al margen, aunque ya lo estaba porque escribía columnas marginales, tanto de página como de conceptos, en una atmósfera unitaria, globalizadora y tal, y no sé por qué me vino a la cabeza la imagen de W. Loman, el viajante de Muerte de un viajante, de A. Miller, caminando por una callejuela perdida de una ciudad anónima de EEUU, su último destino como viajante de comercio. Me vino esa imagen y también la de aquéllos que no están al margen, la de los que ocupan espacios centrales y opinan, y administran, y deciden cuándo y cómo se sitúan al margen de los marginados. Son rostros luminosos, vestidos impecables, desnudos tersos, cabezas brillantes (por la brillantina que usan, más que nada) y carreras meteóricas en las más difíciles de las carreras. Son los que llegan cuando Loman se va, y ni preguntan por él, por saber quién les dejó el asiento caliente, y ocupan el lugar que sirvió para engendrar una biografía con la misma alegría con la que ocupan el asiento del autobús.

Los que sobramos sabemos que el tiempo, mejor que nadie, es el encargado de establecer los turnos de entrada en los márgenes, y que no hay juventud que resista trienios, ni jovialidad que dure cien años, ni biografías que se enquisten en el acto de graduación.