Sé, que todos presumimos de amar la verdad, la belleza y lo justo; pero tengo que confesarte, que me río a solas. Tal vez me dirás después de leer este artículo: Lo siento pero no amo tu verdad. Estoy seguro que tu verdad y la mía al encontrarse en una lectura o análisis de la vida de ninguna manera se con-fundirán como las fragancias de las flores. Dicen los poderosos: que la verdad no es inamovible: es, en cada momento, el resultado de los diversos acontecimientos por los que atravesamos y la conciencia que de ellos tenemos. No es un sueño sino es una historia real. Nuestras casas se llenaron de ventanas mágicas inventadas para saciar la sed de la cultura.

Es verdad, que en muchos casos, es un manantial de agua corriente portadora de saberes; pero una bruja, no Aramís, se acercó a las fuentes y arrojó siete gotitas de veneno capitales, que circulan noche y día sembrando de incultura las mentes de hombres, mujeres y niños. Para ejemplo tomemos, junto a otros programas similares, el Hotel Glam de brazo de Crónicas Marcianas convertidos, bajo el pretexto de diversión, en espacios televisivos en los que se vierte el veneno de la infidelidad en cada escena.

Sobran cuernos. Ya no vale el dicho de que el que no quiere a su mujer y a sus hijos alimenta a una leona y crea un nido de tristeza. Ha vuelto el reino de los dinosaurios y stegosaurios con cuernos por todas partes.