Pues sí, todas y todos hemos hablado esta semana de casi lo mismo: del coronavirus, ¿pasa algo por hacerlo? No, no lo creo, todo dependerá del contenido, de su veracidad o no, de la intensidad de los mensajes: si se hace desde la frivolidad más absoluta o desde el dramatismo más remoto, si discutimos de ello con la mayor de las vehemencias y con argumentos de cuñada o cuñado apelando a lo que hemos recibido en WhatsApp o visto en Twitter o en cambio, si para hacerlo hemos recurrido a fuentes fiables antes de hablar para conocer e informarse convenientemente. En este sentido, me gustaría agradecer y reconocer la actitud y la comunicación que,desde la Junta de Extremadura, a través del vicepresidente segundo, José María Vergeles, y desde el gobierno central, Ministerio de Sanidad, a través de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, están llevando a cabo diariamente con absoluta transparencia, transmitiendo que informar bien y con rigurosidad es la mejor de las medicinas ante el pánico irracional que tan rápidamente se extiende.

Cuando una o uno escuchábamos al ministro de Sanidad en una de sus entrevistas con la seguridad y cautela con la que se expresaba, repitiendo una y otra vez «lo que me dicen los expertos» sin ningún pudor o complejo, refleja que ninguna de las decisiones se toma por capricho, por nerviosismo o con improvisación. Hay estudio, hay información, hay concentración y, por lo tanto, la tranquilidad de dar los pasos elegidos que muestran la determinación en cada una de las decisiones y su posterior explicación. Y eso, también se contagia, es el maravilloso ejemplo.

En estos tiempos donde todos opinamos y sabemos de todo (¡bendita libertad que compensa todo!), como diría algún expresidente del gobierno de España, todos somos el mejor entrenador de la selección española y sabemos perfectamente como se ganan los partidos, se agradece que, ante la adversidad, la profundidad de los problemas se trate con la misma proporcionalidad en la rigurosidad de las medidas, con información y tratando a la sociedad española, como lo que es, madura.

En la radio esta mañana, en mitad de un anuncio, escuché unas palabras de una charla de Ana Belén, que dice algo así como que en la vida sabemos que la felicidad son fragmentos pero que lo importante es la alegría. No puedo estar más de acuerdo, enfrentarse a la vida con alegría es valiente y generoso, y sí, lo más difícil. Me vale para decir que lo importante es conseguir tranquilidad, generar confianza a través de la mesura, la concentración y la información, es lo verdaderamente valiente, lo más difícil; lo fácil hubiese sido tomar medidas drásticas buscando una falsa seguridad que solo hubiera generado miedo y desconfianza.

Desde aquí agradezco la labor y el trabajo de la sanidad de nuestro país, de sus responsables, de todas y todos sus profesionales. Gracias José María Vergeles, Fernando Simón y Salvador Illa.

*Filóloga y diputada del PSOE.