TCtuántas veces he escuchado de bocas de simpatizantes del PP justificar su voto a la derecha argumentando que los políticos conservadores tienen todas sus necesidades cubiertas porque suelen ser personas que proceden de familias acomodadas y por lo tanto están más lejos de caer en la tentación de hacerse con dinero que no es suyo. Sin embargo, según esta teoría, con los políticos de izquierda en el poder no se puede dormir tranquilo, porque la mayoría proceden familias modestas, y su principal objetivo es llenar sus billeteras vacías a costa de sus incautos votantes. En resumidas cuentas: que el rico no necesita ser más rico, y sin embargo muchos pobres anhelan ser ricos. Esta sería una conclusión acertada si no existiera ese pecado capital, quizás el más común entre todos los mortales, llamado avaricia.

Leí en un artículo del profesor Manuel Vaz-Romero que el dinero es como el agua del mar, cuanto más se bebe, más sed se tiene. Esta reflexión tan acertada desestima esa tendencia de algunos votantes del PP a pensar que sus ricos votados no están en política para hacerse más ricos y son de fiar. E incluso podríamos añadir, para completar la desestimación, esa sentencia popular que dice que el dinero llama a dinero.

Supongo que después de que dos periódicos nacionales dieran a conocer unos documentos que revelan que políticos de la cúpula del Partido Popular podrían haber recibido sobres con cantidades de dinero negro nada desdeñables de manos de Luis Bárcenas, a muchos votantes del PP les habrá cambiado el semblante, y al menos pondrán en duda la credibilidad de algunos políticos a los que votaron.

Muchos votantes del PP se sentirán defraudados con Rajoy si se demuestra que existieron esos sobres y se confirma que fueron recibidos por las personas cuyos nombres constan en el libro de cuentas del extesorero del PP, Luis Bárcenas. Pero ojo, que Zapatero fue un derrochador compulsivo y también repartió sobres con cuatrocientos euros. Eso sí, con dinero blanco y a cada uno de los españoles.