TNtadie es responsable del comportamiento de sus amigos pero hay actitudes y conductas que impiden la amistad. El talante político de Esquerra Republicana de Catalunya constituye habitualmente una ofensa para el resto de los españoles. Nadie entendería que militantes de cualquier partido constitucional pisotearan una bandera catalana o arrancaran las hojas de una edición del Estatuto de Cataluña porque, sencillamente, la profanación de símbolos es una escenificación de la ofensa al colectivo que se siente identificado con ellos.

No parece preciso realizar una lista de conductas impropias de una democracia en las actitudes de ERC y de algunos de sus cualificados dirigentes. Evidentemente, de estos hechos no es responsable el PSOE ni el Gobierno, pero en el conjunto de estas actitudes hay una esencia antidemocrática que debiera impedir la relación estable de un partido serio y solvente con ellos. Pero esto, con ser muy grave, no es ni siquiera el problema fundamental de Zapatero .

De repente, después de cien años de trayectoria consecuente, una buena parte del PSOE pretende imponer al resto de sus militantes y votantes un cambio en la ideología de este partido para conducirlo al nacionalismo. Las últimas declaraciones y un memorable artículo del president de la Generalitat apuntan en esa dirección. A estas alturas, Maragall saca a colación la amistad de Federico García Lorca y Salvador Dalí como si la esencia de esa relación estuviera fundamentada en la tolerancia, porque el primero era andaluz y el segundo catalán. Habla del entierro de Antonio Machado en la Cataluña francesa como si el ilustre poeta hubiera elegido el sitio donde cayó muerto. Lo que destilan estas observaciones es la base de cualquier pensamiento nacionalista que radica en la exaltación y un amor desaforado por la propia tierra como sustituto identitario de cualquier otra condición humana colectiva. Si el PSOE confirma esta tendencia nacionalista, muchos de sus seguidores abandonarán sus filas porque está establecido que los sucedáneos siempre son peores que los originales. No sé qué parte de estas conductas se basan en la priorización del poder como esencia de la política. Con amigos tan poco recomendables y con conductas tan inadecuadas, el PSOE está en proceso de transformación que para mí va hacia ninguna parte.

*Periodista