El Forum Nueva Economía celebra unos almuerzos bastante apañados en el Ritz. Hoy, creo que le toca al presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, Juan Ramón Quintás , y, ayer, toreó Pedro Solbes . El escritor acude con cierta predisposición positiva a estos encuentros por dos razones absolutamente frívolas: una, que en el bar preparan un dry martini, seco como el desierto, y frío como la muerte; y, dos, que las azafatas son elegantes, cercanas a la madurez, y van vestidas de manera tan brillante que uno cree que está en Navidad, y a mí la Navidad me enternece.

Solbes tiene una forma de torear sosegada, de tal manera que sabes que el pitón de la pregunta jamás alcanzará la taleguilla, lo que puede predisponer al aburrimiento, pero también hay una cierta elegancia en la muleta, y una soltura en el capote, que tiene muchos seguidores.

Luego, hay momentos en que se deja de arrumacos al costillar una vez pasado el toro, y torea sin adornos, como cuando anunció que de rebajas en las cuotas a la Seguridad Social, nada de nada, que es teoría conocida que las rebajas en la cuota producirán más empleo, pero el diestro no se las cree. También estuvo claro en que el Estado no va soltar pasta gansa para que municipios y comunidades autónomas paguen parte de lo mucho que deben, o sea, que lo del empresario amenazando con quemarse a lo bonzo, a las puertas del ayuntamiento, lo podemos ver repetido, incluso a las puertas de algún gobierno autónomo.

Insistió mucho en convencernos de que somos el octavo país industrial de mundo, pero luego nos confesó que en el G-20 vamos de invitados, o sea que somos octavos por España y más allá del vigésimo puesto en Alemania.

Solbes se puso al lado de los optimistas sobre el término cercano de la crisis, y yo, también, pero por el dry martini.