TAt Pedro Solbes no le gusta dar titulares. Dice incluso, medio en broma medio en serio, que cuando ve cerca el peligro de ser pasto de primera página, baja el tono de la voz. Pues alguien tan alérgico a ver su nombre elevado a categoría de noticia lleva semanas diciendo no en público a cuanta iniciativa sale del Gabinete del que forma parte. Es fácil comprender el desconcierto de sus compañeros de Gobierno con la batería de impedimentos que está poniendo a las propuestas sociales. Ha pasado con el plan andaluz de acceso a la vivienda, con el plan para financiar la salud bucodental de los niños o con el incentivo de 2.500 euros a la natalidad. Supongo que cumple con su papel de guardián de los dineros, pero sorprende sobre todo su sorpresa. Hemos de suponer que cualquier medida anunciada por el Gobierno ha sido previamente discutida, analizada y presupuestada, aunque sea teóricamente, antes de lanzarla al aire. Especialmente cuando forman parte del paquete de medidas sociales anunciado por el presidente del Gobierno para lo que queda de legislatura. Solbes alimenta con sus dudas esa esquizofrenia política en la que se desenvuelve buena parte de nuestro debate público. Criticamos la distancia que existe entre las grandes cifras de la macroeconomía española y las penurias cotidianas de la microeconomía de los españoles. Nos hacemos cruces sobre cómo es posible que crezcamos tanto y hayamos perdido tanto poder adquisitivo. Ahora bien, si la Administración interviene para tratar de acercar esa distancia, para repartir en alguna medida el pastel, la acusamos de intervencionista, paternalista o derrochadora. Los recelos que provocan los intentos de intervenir en el problema de la vivienda son buen ejemplo. Nos llevamos las manos a la cabeza por el precio de las casas, pero si la Generalitat estudia poner en disposición de ser alquiladas las viviendas vacías, se nos ponen los pelos de punta porque la propiedad es sagrada. Y si la Junta de Andalucía dice que garantizará por ley el derecho a un techo digno, es que a los andaluces les van a regalar los pisos.