Un estudio conjunto de la Universidad Autónoma de Madrid y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental concluyó que la soledad es un factor de riesgo en enfermedades de salud mental y neurológica, es decir, un deterioro cognitivo. En la web Investigación y ciencia se publicó en el 2017 un estudio de la Universidad de Marburgo bajo el título La soledad fomenta las ideas paranoides y se hizo un experimento con un grupo de personas: a unas se les dijo que tenían menos relaciones sociales que la media y, a los otros, lo contrario. En los que se les hizo sentir que estaban menos integrados socialmente se detectó mayor temor por ideas de persecución. La conclusión fue que la soledad puede contribuir a pensamientos paranoides. Se puede concluir que la soledad en personas mayores podría contribuir al desarrollo de enfermedades de demencia senil, y en otro rango de edades y en función de la predisposición mental de la persona, de enfermedades psicóticas de carácter paranoico. La soledad tiene consecuencias negativas para la salud de las personas, y es un mal que va en aumento. Las políticas sanitarias y sociales se dirigen, fundamentalmente, a personas mayores con demencia senil que no están lo suficientemente cubiertas por la sanidad pública. Pero sobre todo, las políticas dirigidas a personas más jóvenes con problemas de salud mental, agravadas por el aislamiento social, son mucho más insuficientes y precarias, lo cual es un grave fracaso de las políticas sanitarias públicas y de los servicios sociales.