A los múltiples términos del argot de los economistas, que los ciudadanos de a pie hemos tenido que habituarnos en los últimos tiempos: depresión, apalancamiento, titulación de deudas, etc., ha venido a incorporarse en los últimos días el palabro estanflación , que, según nos dicen, identifica al periodo económico en el que coinciden procesos de crecimiento de la inflación con una ausencia de crecimiento real de la economía. Estanflación=Estancamiento+inflación.

Normalmente los periodos de inflación van unidos a periodos de crecimiento y son corregidos elevando los tipos de interés para enfriar el sobrecalentamiento económico . Pero en estos momentos nos vemos amenazados en España a hacer frente a tasas de inflación en aumento, sin que su origen sea el de la recuperación del crecimiento económico.

El origen de este repunte de la inflación tiene dos causas principales: por una parte, el aumento de los impuestos indirectos como el IVA y por otra parte el incremento de los precios de las materias primas importadas, de las que una de las más significativas es el petróleo. El problema actual es que ninguna de las dos causas parece que vayan a cambiar en los próximos meses. Los impuestos, por las necesidades recaudatorias para hacer frente al déficit de las finanzas públicas; y las materias primas, por el fuerte crecimiento que sigue produciéndose en las economías emergentes, los denominados BRIC: Brasil, Rusia, India y China. Solamente este último país ha vuelto en 2010 a los dos dígitos de crecimiento de su PIB. A título de ejemplo, en poco más de un lustro ha pasado de fabricar dos millones de vehículos/año a superar los diez millones, tantos como el conjunto de todos los países europeos.

XLA SITUACIONx a la que nos enfrentamos es diabólicamente complicada ya que el repunte de la inflación va a ralentizar la recuperación de la demanda interna y a incrementar los tipos de interés; que hasta el momento era la única variable económica que se mantenía en términos positivos.

Una vez más el problema de la inflación se refleja en España de manera más acentuada que en el resto de países europeos donde la inflación media ha sido ligeramente superior al 2% con un crecimiento medio del PIB cercano al 2% y aquí nos hemos situado en una tasa de inflación del 3%, sin crecimiento alguno, por ello en nuestro país, se ha comenzado a hablar de estanflación.

La empresas españolas se ven enfrentadas a un nuevo problema; por si no fuera ya suficiente problema la ausencia de financiación y la caída de los mercados, ahora viene a sumarse el aumento de todos sus costes; materias primas, energías, transportes, etc.; con el agravante además de que no pueden trasladar ese aumento de costes a los precios finales dada la contracción del mercado local y la competencia internacional. En otras épocas, posiblemente el Gobierno hubiera acudido al ajuste de la paridad de cambio de nuestra moneda devaluándola, medida totalmente imposible hoy día al estar en el euro. Las únicas variables de ajustes que quedan son: la reducción de los costes salariales o/y el incremento de la productividad. Algunas empresas europeas importantes como es el caso del fabricante italiano de automóviles Fiat, ya han comenzado el ajuste llegando a un acuerdo con sus trabajadores por el que amplían las horas efectivas de trabajo, auto-limitan las duraciones de posibles huelgas y reducen la remuneración de los trabajadores que rebasen ciertos índices de absentismo.

En España en el sector privado no se ha producido aún el ajuste en los costes laborales, que sí se ha llevado a cabo en el sector público, tenemos una dolorosa excepción que sí se ha visto ajustada, ¡y de qué manera!, me refiero a todas aquellas personas, más de tres millones, que han perdido su puesto de trabajo. Al estar muchos convenios firmados por periodos plurianuales, y conteniendo casi todos ellos cláusulas de revisión salarial, ahora tendrán que ser revisados estos de acuerdo con el dato de la tasa de inflación del año 2010, un 3%. Los costes laborales, para las personas que han conservado su puesto de trabajo, repito, volverán a crecer por encima del resto de países europeos, con la consiguiente pérdida de nuestra competitividad. El costo hora de nuestra mano de obra no ha dejado de aumentar comparativamente con nuestros competidores pese a la crisis, con la consiguiente pérdida de competitividad. Hay que recordar que el coste hora tiene dos componentes: el numerador, que es el costo anual por trabajador, en el que se incluyen las cotizaciones sociales, y el denominador, en el que figuran las horas efectivas de trabajo, y subrayo lo de efectivas porque todas aquellas horas que el trabajador se encuentra fuera de su puesto de trabajo por absentismo, pausas para el café, horas sindicales, etc., no generan producción alguna y vienen a incrementar la tasa horaria. En España son especialmente elevadas. Tenemos por tanto dos factores en los que se puede actuar: bajar los sueldos o bien trabajar más.

Se presenta, por tanto, un panorama complicadísimo para la negociación de los nuevos convenios de 2011 y es de esperar que las centrales sindicales estén a la altura de las circunstancias ayudando a encontrar soluciones imaginativas para salir de esta dificilísima situación. En mi opinión solamente hay una fórmula para hacer frente a la sombra de la estanflación, trabajar más y mejor. ¿Estamos dispuestos a asumirlo?