XLxa Sanidad, la atención sanitaria en general y la extremeña en particular, es un tema muy difícil de abordar, por ser sensible a la conciencia ciudadana, por ser muy vasta y compleja, por desbordarse tratando de abordar a todo el mundo y por ser carísima.

Como la vida misma, encierra tal punto de variables y puntos de vista posibles, que superan nuestra limitada esfera de opiniones. Desde la perspectiva que da la cercanía, el estar día a día en contacto con el problema que ofrece la atención sanitaria desde el punto de vista de los profesionales, nos atrevemos a ofrecer nuestra opinión particular sobre la atención sanitaria en Extremadura.

No pretendemos ser perro del hortelano, pero evidentemente nuestra opinión es muy diferente a la de la administración. No dudamos de nadie, pero frenéticamente los medios de comunicación nos asaltan con un gran número de proyectos venideros y verdades a medias, con las que chocamos frontalmente. No podemos olvidar que estamos a la cola del país en casi todos los parámetros al uso, y que sólo desde el reconocimiento y la humildad podremos salir del último puesto que ocupamos. Es decir, tenemos bien claro que Extremadura no es la primera en nada, ni siquiera en Sanidad (¡ojalá!).

Lo primero que llama la atención es que un tema tan importante como la Sanidad, y una empresa como el SES, cuyo volumen es el más importante de nuestra comunidad, no contemple en sus actuaciones la negociación, el acuerdo, el consenso con todas las fuerzas, ya sean políticas, sindicales y profesionales.

Sin negar que se han hecho cosas, y que se seguirán haciendo, encontramos, que la diferencia entre lo que se predica y lo que tenemos es abismal, y que la responsabilidad no es para nada compartida, siguiendo el ordeno y mando como si fuera genético, inevitable.

La red de hospitales va a ser aumentada, y ante ello nos alegramos, aunque veamos difícil su puesta en práctica. ¿Cómo los llenaremos de médicos, si no somos capaces de completar los que ya tenemos abiertos? ¿Vendrán médicos de fuera a una región con las peores condiciones laborales?...

Los profesionales siguen divorciados de los dirigentes de la Sanidad, el médico sigue solicitando su responsabilidad en el funcionamiento de la atención sanitaria, y se le ignora reiteradamente, seguimos con verdades a medias, tan a medias que, los cirujanos del hospital de Mérida no se enteraron de lo que se había acordado, y ello aceptado hasta que se lo comunicó el que suscribe (¡qué fuerte!).

Sin el material humano, médico y demás trabajadores sanitarios de nada sirve aumentar los medios materiales.

Desde el prisma de la Atención Primaria (tan especialista como los de Atención Especializada), el panorama no es mejor; no basta acercar la asistencia a pueblos y aldeas, es preciso que se cuente con la infraestructura necesaria para prestar la asistencia, que no sólo se cuide al enfermo, sino también al médico, pues es el único profesional que conduce mercancías peligrosas (tu vida), y que puede llevar veinticuatro horas de guardia sin haber dormido, --pues no libra en las guardias--. Tampoco se tiene en cuenta los aspectos de restauración y de asistencia al profesional, y un largo etcétera.

La campaña de los 10 minutos es un tiempo orientativo, es más una llamada de SOS de los profesionales pidiendo más tiempo para ver a sus enfermos, lo cual implica menos cartillas, o lo que es lo mismo, aumentar el número de profesionales. Por lo que se obtiene más atención, más formación, menos reclamaciones, etcétera.

Cuando uno visita tantos hospitales como centros de salud, percibimos que el médico no sólo no es considerado, sino inclusive maltratado por determinados directivos al uso.

De la carrera profesional, de la que la CESM es pionera en su solicitud, hace ya muchos años, ni hablamos, cuando tenga que venir, vendrá.

La visión de la Sanidad, que hoy tenemos, se caracteriza por una financiación puesta en duda, un gasto farmacéutico imparable, unas listas de espera descorazonadoras, producto de una masificación que no se ha sabido ordenar, y unos recursos humanos enfrentados con sus dirigentes. Con este coste, no podemos por menos que ser pesimistas.

*Secretario general del Sindicato Médico de Extremadura