Un año más no habrá subvención municipal para los toros en la feria de Cáceres aunque, a pesar de todo, se dará un único festejo. Las discrepancias entre los grupos políticos municipales sobre conceder o no subvenciones para los toros ha dado al traste con una feria taurina que conoció tiempos mejores.

Ante esta situación cabe preguntarse ¿qué criterios rigen la voluntad de nuestros representantes para conceder o no y en qué cuantías subvenciones a determinadas actividades?

Unos dicen que si son empresas privadas quienes organizan las actividades que vayan a su riesgo y ventura en cuanto a pérdidas o ganancias.

Otros argumentan que hay actividades intrínsecamente malas (como los toros) que nunca deben ser subvencionadas.

Los de más allá opinan que la cultura con mayúsculas (como el Womad) deben ser subvencionadas cueste lo que cueste.

Pero realmente, tras todos estos argumentos, y algunos más que puedan esgrimirse a favor o en contra de las subvenciones, lo que realmente subyace es el hecho de ir eliminando las tradiciones y costumbres que conforman nuestra cultura. Dentro de poco se querrá ignorar la Semana Santa, las romerías, las cabalgatas de reyes o las navidades (ya hubo intentos en estos casos).

No sabemos si antes de tomar un decisión cuando se plantea si conceder o no una subvención a una determinada actividad, se considera que hay acciones que tienen efectos secundarios positivos y otras de las que se derivan consecuencias negativas y que son las primeras las que deben ser subvencionadas, al margen de los gustos y las fobias de este o aquel concejal de Festejos o de la oposición.

A día de hoy no es nada difícil hacer un cálculo del retorno que, en términos económicos y de difusión de los valores y la imagen de la ciudad, tiene para ella una determinada actividad (toros, Semana Santa, Womad, baloncesto, fútbol, teatro o las actividades que puedan desarrollar empresas, asociaciones o entidades cualquiera que sea su naturaleza y sus fines).

Así pues, será la rentabilidad de ese retorno, lo positivo de esos efectos secundarios, el criterio que debe regir la concesión de subvenciones y no que haya toros o una etapa de la Vuelta Ciclista a España dependa de que sea más taurino o ciclista el concejal que decide si hay o no ayuda municipal para una u otra cosa.

Pero al margen de las ayudas públicas, también es cierto que el retorno económico se deja sentir en unos sectores más que en otros y por ello, las empresas más directamente beneficiadas, también deberían colaborar con los organizadores de las actividades que para ellas son rentables.

Posiblemente las cosas fuesen mejor si se utilizasen criterios objetivos para decidir qué se subvenciona. * Grupo de opinión ciudadana en Cáceres