¡Es un agradable consuelo! Desde la antigüedad, Aristóteles, Heráclito, Andróstenes, escriba de Alejandro Magno, etcétera, observaron el movimiento rítmico de los vegetales, según el libro imprescindible Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal de Stéfano Mancuso. En la impertinente vigilia que los tiempos modernos imponen per sé, la calathea se cierra al oscurecer, la nicotiana glauca se pliega, la Marsilea, el tamarindo, la mimosa... pedúnculo y ramitas, hojas y flores con posiciones diferentes de día o de noche. El sueño es un componente necesario en la vida no solo de hombres y animales.

Enrrollados, doblados, plegados, cada planta mantiene su postura nocturna. Y, más aún, por si fuera poco, este ejemplar editado por Galaxia Gutenberg añade que en la juventud duerme más y escaso es el dormir en su madurez o vejez.

El estudio del sueño de las plantas se hace preguntas, muchas y todavía.

La filosofía es preguntarse. La Calathea, hacia las 7 de la tarde, muestra otra imagen levantando las hojas hacia el anochecer, en su macetero de barro, aunque el mundo a su alrededor, despilfarre dentelladas. ¡Soberana suerte!