No me refiero a las miles de familias que tienen que recurrir a Cáritas para poder comer, ni a los indigentes que tienen que recurrir a los comedores religiosos ni a los transeúntes que tienen que rebuscar en los contenedores de basura y en las papeleras buscando algo que llevarse a la boca. Me refiero al fastuoso y despilfarrador concurso de Tele5 que lleva a los concursantes a una idílica y lejana isla para abandonarlos allí (de mentirijilla) y para que se busquen la vida entre cutres broncas, traiciones, falsedades, como verdaderas fieras humanas , con la norma única de pelear entre ellos, a ver quién consigue el premio de 200.000 euros y un coche de alta gama.

¡Qué barbaridad, un premio de este calibre para participantes, presuntamente, irrelevantes, mediocres, sin destacar con algún premio o esfuerzo reconocido en la vida cultural o artística. Sólo son conocidos por sus apariciones en televisión como hijos de , por sus romances con o simplemente por ser colaboradores de espacios destinados a provocar violentas broncas orales entre ellos mismos o con el invitado de turno!

¿Qué mérito tiene Rosa Benito para ganar el premio valorado en cerca de 33.500.000 de las antiguas pesetas y, por si fuera poco, un coche de alta gama? ¡Tanta miseria y hambre como padecen millones de personas, y una, por ser nada más que popular, se lleva el premio citado, y sin ningún mérito relevante.

Arturo del Pino Valencia **

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