Es lo más trágico de estos conflictos: no sabes quién es ni dónde puede estar tu enemigo. Le has podido dar confianza desde hace cuatro meses, sentado en el mismo vehículo que él conduce como un loco; le has ayudado incluso económicamente porque eres generoso; has bromeado con la victoria de la selección de fútbol o con el último fichaje.

No lo puedes imaginar, pero él será tu asesino. Premeditadamente infiltrado, buscará el momento y atacará a la cabeza del contingente de 20 guardias civiles que instruyen a la policía afgana en Qala-i- Now. Porque no quieren que su policía sea instruida con cánones de libertad y de respeto a los derechos humanos. No les interesa. Ellos quieren la oscuridad, las tinieblas, ellos quieren su particular edad media.

Hace algo más de un mes ocurrió un asesinato semejante. El mayor James Bowman , uno de los militares británicos de mayor prestigio en Afganistán, comandante del Primer Batallón del Royal Gurkha Rifles, fue asesinado mientras dormía de un tiro en la cabeza por un afgano amigo. Con él murieron un teniente y un cabo de la misma unidad. El mensaje portaba la misma carga que el de Qala-i-Now: romper, desacreditar lo positivo, asesinar a los líderes, minar la confianza, abrir brechas con la población civil.

XASESINATOx premeditado, preparado con tiempo, coordinado. ¿Qué versión se les daría a los manifestantes de la ciudad afgana para que la emprendiesen a pedradas contra el destacamento tras el crimen? ¿Quién tiene interés en provocar una situación de grave crisis en una zona en la que el Gobierno afgano actuaba con progresiva eficacia? ¿Qué pasará o qué habría pasado si algún manifestante hubiese muerto en los enfrentamientos posteriores? ¿Qué puede pasar en los próximos días?

El capitán de la Guardia Civil José María Galera Córdoba y el alférez del mismo cuerpo Abraham Leoncio Bravo Picallo , bien avezados en la lucha antiterrorista, ganada a pulso desde las especializadas unidades de los GAR con base en Logroño, poco podían imaginar, a un mes de su vuelta a España, que les traicionaría un conductor conocido. Y al leal intérprete, español de origen iraní, Taefik Alili , el puente entre dos culturas que intentaba engarzar, le faltarían argumentos para entenderlo. Es lo malo de esta guerra.

Despliegues y repliegues

Mientras, se discuten políticamente fechas de despliegues y repliegues y posturas de generales y políticos. Mientras, en las retaguardias aparecen, en nombre de no sé qué libertad, filtraciones y traiciones. Y sobre el terreno, unos compatriotas nuestros, con o sin uniforme, luchan por devolver la libertad a un pueblo sojuzgado durante siglos.

Algún día estas gentes comprenderán y agradecerán vuestro sacrificio. Hoy estamos obligados a reconocer vuestro esfuerzo, vuestra voluntariedad, vuestro testimonio representando a una sociedad española solidaria y comprometida. Mi capitán Galera, mi alférez Bravo, querido señor Alili: desde lo más profundo de nuestros sentimientos, prometemos teneros siempre presentes en nuestros corazones.