WUw na alumna de 2º de Bachillerato del Instituto de Segura de León ha aprobado Inglés después de que la Dirección Provincial subiera un punto (de un 4 a un 5) la nota que le puso su profesor avalado por el departamento y por el Claustro del instituto. Tanto el profesor como sus compañeros entienden que la decisión de la Administración educativa echa por tierra la autoridad del docente. En el lado opuesto, el director de Política Educativa de la Junta, Felipe Gómez, afirma que este caso, ajustado a la ley, es uno más de las reclamaciones que llegan a la Inspección. No existe, por tanto, razón para que el profesor se sienta desautorizado, como tampoco debería sentirse desautorizado un juez si una instancia superior le corrige una sentencia. El asunto no tendría las alas muy largas si no fuera porque toca una de las fibras más sensibles del profesorado, que es la de que se sienten muy poco respaldados por la Administración. Basta recordar que las manifestaciones más nutridas de enseñantes --como la de noviembre del 2006, después de que un maestro de Almendralejo fuera insultado por los padres de un alumno--, tuvieron su origen en desmerecimientos hacia los profesores.

Que la sensibilidad de los enseñantes ante cualquier atisbo de desprecio a su papel está a flor de piel es algo que debería saber, antes que nadie, la Administración educativa. Y por ello debería ser especialmente cuidadosa. El profesor de Inglés de Segura de León no se siente desautorizado porque se le ´corrija´ su nota, sino que se haga sin dar explicaciones a él y al Claustro del instituto, que mantuvieron el suspenso de la alumna. Su queja es razonable. Cuanto más razonable por lo sencillo que era para la Dirección Provincial de Educación evitar un conflicto.