Esta semana ha tenido lugar en Cáceres un congreso en el que han participado varios europarlamentarios y 200 representantes del sector tabaquero de 12 países de la Unión Europea. La reunión ha pretendido poner de manifiesto la necesidad de que se prorroguen las ayudas a la producción desde el año 2010 hasta el 2013. Se trata de una acción más encaminada a presionar a la Comisión (el gobierno de la UE) para que el próximo mes de noviembre apruebe esa prórroga, la cual, por otra parte, cuenta con el apoyo de la mayoría del Parlamento Europeo.

En el seno del congreso ha surgido una voz, la del presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Tabaco, el talayuelano Tomás Sánchez Várez, que ha merecido la pena ser escuchada por su actitud autocrítica. Sin entrar en que los países que se oponen a la prórroga lo hacen, primero porque no son productores, y en segundo lugar porque no quieren aparecer ante sus opiniones públicas como defensores del tabaco cuando la corriente contraria a su consumo es cada vez más fuerte, Tomás Sánchez ha dicho que los defensores de la prórroga no han sabido explicar a los opositores a la misma su posición y que se han dormido en los laureles, puesto que desde el 2003 ya se sabía que el fin de las ayudas llevaba fecha de 2010. Sánchez también reclama que ya se debería haber empezado a trabajar en la elaboración de un plan especial para esa zona, máxime cuando es difícil encontrar alternativas a un cultivo que genere la misma riqueza y empleo que el tabaco. Lo que viene a decir el representante nacional de los tabaqueros es que les está cogiendo el toro. Puede que sea tarde, pero peor sería que el aviso no se oyera nunca.