WLwos episodios protagonizados en los últimos días por los cultivadores extremeños de tabaco han dejado ver claramente la gran fractura que existe entre éstos y los dirigentes de las cooperativas a las que pertenecen, que en este sector se denominan agrupaciones de productores (APAs). También se ha visualizado un desapego importante hacia los representantes políticos, que en demasiadas ocasiones han hecho promesas a este sector que luego no se han cumplido. Basta un mínimo contacto con agricultores de base para darse cuenta de que la falta de información y la información errónea que circula sobre la mecánica de la campaña 2006/2007, la primera en la que se aplica un nuevo y complejo sistema de ayudas al cultivo, ha sido determinante para que en todos los agricultores fuera creándose un creciente sentimiento de confusión e ira contra sus dirigentes. Baste como ejemplo que la famosa Mesa por la Defensa del Sector Tabaquero, más conocida como Mesa del Tabaco, lleva dos años sin dar prácticamente señales de vida. No las puede dar tampoco, pues ha habido quienes han puesto mucho empeño en que este órgano reivindicativo del sector quedara desarticulado.

Si en un sector que tiene enemigos por doquier --la ley antitabaco y la supresión de las subvenciones a partir del 2010 son sólo algunos de ellos-- y a pocos días de contratar el tabaco con las industrias, los agricultores no sabían ni cuánto tabaco tenían que poner ni el importe de la subvención ni a qué precio lo iban a cobrar, es lógico que el nivel de crispación se incremente. Quizá las propias APAs y la Administración se podrían haber ahorrado el desgaste que les han supuesto los encierros de productores de tabaco en Talayuela si desde hace unos meses hubieran explicado --como los agricultores demandan-- los pormenores y los entresijos de la aplicación en el tabaco del sistema de ayudas desacopladas de la producción, que entra en vigor este año.

Esta situación ha llevado a un número no desdeñable de agricultores a abandonar el cultivo esta campaña, acogerse a la ayuda desacoplada --40% del total de lo que venían percibiendo-- y dedicar su explotación a otra cosa. Pero la fractura escenificada entre los agricultores y las APAs puede marcar, a buen seguro, un antes y un después. De hecho, hay varios dirigentes de agrupaciones de productores que han puesto sus cargos a disposición de sus respectivos consejos rectores aunque de momento no se han tomado medidas drásticas. Pero puede que a corto y medio plazo las haya.

Entretanto, la denominada Mesa por la Defensa del Sector del Tabaco, otrora azote del Gobierno y que agrupaba a productores, ayuntamientos, industrias y demás entidades implicadas, no ha vuelto a dar señales de vida en un momento en el que el sector reclama más que nunca un órgano de reivindicación acorde con las circunstancias que se viven en la actualidad. Pero, una vez más, se han metido intereses políticos de por medio. Ello impide que todo el sector reme hacie el mismo lado y hunde cada vez más en la desconfianza a los agricultores de base, que ya no se creen lo que les dice nadie.