A veces la actualidad da un respiro y cuando todo parecía ir fatal, se cansa de hacer el malote el líder siniestro reservado por la historia para cada momento. Eso ha ocurrido en el G7, que empezaba bajo los peores auspicios con un Trump encabritado pero que inesperadamente ha terminado en esperanza. Al menos al decir de los expertos, que reservan a Macron el papel de estadista pacificador y al americano el de milagrosamente apaciguado. Y ahora, como el presente igual que todas las épocas, es pródigo en personajes nefastos, el testigo de la perversidad mundial lo recoge Bolsonaro, esa caricatura ambulante de mandatario a la moda, aunque próximamente cualquier otro aspirante al trono del populismo, la mala educación, el machismo y la diarrea verbal contribuirá a enriquecer el panorama internacional de prohombre actual.

De momento una ha quedado impactada, como media humanidad que lee la prensa, con las fotos de las mujeres de los prohombres del momento -disculpen ustedes tanto complemento del nombre-. Y ya que el papel de complementos del hombre de esas mujeres estupendas ha sido glosado como se merece, me limitaré a destacar cómo desgraciadamente las mujeres tenemos perdida del todo la lucha por la igualdad. Y no se trata solo de que el señor Merkel se haya negado a representar el papel de entretenidas que han aceptado con sonrisas constantes todas esas señoras estupendas, sino que, intentando profundizar un poco más, son los pies de esas señoras estupendas los que demuestran definitivamente que la igualdad es imposible.

Fíjense ustedes en sus zapatos y comprenderán a lo que me refiero. Los tacones de aguja que se colocan las damas, lo mismo para recoger pimientos morrones que para contemplar una danza vasca, son prueba suficiente de que la desigualdad alcanza terrenos de verdadera crueldad. Vean la curva metatarsiana que los Louboutin de Melania le obligan a soportar y convendrán conmigo en que hasta el momento en que los mandamases del mundo todo no se pongan zapatos de tacón de doce centímetros, la igualdad de sexos será una utopía irrealizable.

*Profesora.