Periodista

Por una ensalada de lechuga, cebolla, tomate, anchoas y zanahoria pagamos ahora un 20% más que hace un año. Y hay alimentos sin transformar que han subido hasta un 29%. Los datos pertenecen al primer observatorio que montó el Gobierno para seguir la evolución de los precios de los alimentos, al comprobar que en los últimos meses también la alimentación tenía subidas injustificadas. ¿Por qué productos que no necesitan transformación desde su origen, en las huertas de los agricultores, hasta llegar al consumidor, suben tanto? Más cuando los agricultores tampoco cobran más caro el producto.

La razón es vieja: los intermediarios, transportistas y distribuidores se quedan con la tajada. Descubierto el truco, falta saber cómo el Gobierno controla esos abusos.