Si no teníamos bastante con las paradas, roturas y averías del tren, resulta que también los autobuses que usamos en Extremadura (en este caso de ALSA) tienen problemas parecidos. El día 30 de julio, el autobús de Cádiz a La Coruña, por Extremadura, en torno a las 18.30 horas, estaba como un horno. Los viajeros con las manos arriba, como pidiendo auxilio, tratando de que saliera aire fresco de las rejillas previstas para ello. El aire que entraba era peor, no había aire acondicionado, sino el del pleno sol y el autobús cerrado herméticamente, como un horno.

Las protestas surgían de todo el autobús: «no hay derecho, no podemos viajar sin aire acondicionado, hay que denunciarlo, los extremeños tienen derecho a viajar en condiciones humanas y no se puede tolerar que vayamos peor que los animales».

El pobre conductor no decía nada. Por fin, se para el autobús durante unos 20 minutos y el conductor maniobrando parece que mejoró algo el problema del aire. Había prometido, ante las reclamaciones de los viajeros, que cambiarían el autobús en Sevilla; pero, como iba decayendo el sol y era menor el calor, siguió con el mismo autobús. ¡Esto no se puede repetir!. ¡Ni podemos aguantarlo! ¡Ya tenemos suficiente con el tren!