La doble moral sigue imperando en los altos estamentos eclesiásticos. La afectuosa relación del Papa con Nicolás Sarkozy, dos veces divorciado, casa mal con la negativa del secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone , a dar el plácet al nuevo embajador de Argentina, por tratarse de un divorciado, y al de Francia, por ser gay.