THtace unos días tuve en mis manos una enciclopedia pedagógica del año 1934. Es un tomito de 616 páginas tamaño cuartilla, de papel de 60 de gramaje, calculo, escritas por el profesor José Dalmau Carles . Este pequeño libro de texto que utilizaron los alumnos de grado medio durante los años de la República contiene el desarrollo de 16 asignaturas, entre estas algunas que aún se enseñan en los colegios, como Lengua Castellana, Historia o Física; otras atípicas, como Higiene e Industria; y otras que supongo suplían a la asignatura de religión en aquellos años, como Educación Social y Moral Cívica --quizá lo que hoy es Educación para la Ciudadanía--. El libro está impreso en tinta negra, excepto su portada y contraportada de cartón duro; y todos los textos van ilustrados con grabados. Está bastante manoseado, pero se conserva entero y puede ser leído a la perfección, tan solo el lomo ha perdido la piel de cartón y ahora queda vestido por una deshilachada tela de gasa. Supongo que el maestro haría mucho uso de él, lo sobaría con exceso mientras paseaba por los pasillos del aula y explicaba a los alumnos la lección para que tomaran nota en sus pizarras y cuadernos.

Ayer, sólo por recordar, estuve ojeando algunos libros de texto que aún conservo de mis tiempos de colegial. Cada asignatura contenida en un libro, cada libro compuesto de páginas de tamaño folio de 80 de gramaje, impresas en diversas tintas e ilustradas con fotografías y dibujos a todo color.

Hace unas horas he estado en casa de un amigo que tiene un hijo que estudiará este curso 1º de ESO. Sobre una mesa permanecían apilados sus libros de texto recién comprados. Ocho o nueve mazacotes con olor a vísceras de impresora laser y a flamante papel cuché. He abierto uno de los libros y me ha venido al recuerdo la sobriedad de la pequeña enciclopedia de 1934. "Este año además le van a dar al chico un ordenador", me ha dicho mi amigo. Y me he preguntado si realmente ayudará a los alumnos y a los profesores esa nueva tecnología pedagógica.