EL WOMAD, LA MISMA

CANTINELA CADA AÑO

Todos los años, la misma cantinela. El Womad peligra por diferencias entre organizadores, promotores y empresa. Después, cuando se celebra, todos tan contentos. Aplausos por todos lados, palmaditas en la espalda, sonrisas de satisfacción por todas partes y hasta el próximo año. Entonces, resurgen las dudas, las peticiones de más dinero, los debates sobre la calidad del programa y bla, bla, bla. ¿Hay tanto debate con el Festival de Mérida? No. ¿Por qué? Porque se tiene claro que es un festival que se quiere y, por lo tanto, se paga. ¿Y el Womad? Sí ¿Por qué? Porque es un festival incómodo, que se quiso al principio, se impuso por la ciudadanía después y se intenta que desaparezca. Por eso, a nadie de las partes parece interesarle que exista un acuerdo indefinido o de larga duración, una especie de contrato, con unas condiciones económicas y de programación previamente definidas, estipuladas y pactadas que den continuidad apacible al festival sin tantos vaivenes, dudas y descréditos. Es lamentable que después de una docena de ediciones de un festival todavía surjan dudas sobre su continuidad.

JAVIER SALGUERO. Cáceres