TTtras largo embarazo, algún aborto y vuelta a empezar, llega la criatura. Aún no ha asomado la cabeza y los enredadores profesionales ya están denunciando a la matrona, recusando al médico y lampando por sus gracias y mercedes, sin respetar el pan que para los desheredados mediáticos trae el bebé bajo el brazo.

¿A quien se parecerá la criatura? ¿Sacará las facciones adustas de Ibarra o las delicuescentes de Floriano ? Sea como quiera, lo ideal sería encaminarla por la senda de la gente de provecho y para ello nada mejor, que hacer lo posible porque las primeras palabras que balbucee sean independencia, rigor e imparcialidad. Una independencia lejos del sometimiento al gobernante de turno; un rigor informativo que desoiga los cantos de sirena de quienes, bruscos o vaporosos, pretendan dominar la información; una imparcialidad que eluda los acosos comerciales de las cubiertas mediáticas tan propicias a la fagocitación de estos titubeantes seres.

Por el bien de todos sería recomendable que los correveidiles, aduladores, nepotistas, medradores, rábulas, cerrícolas, liliputiense de corta ala y peor baba, se alejen del entorno de la canastilla y dejen nacer en paz y, ahora sí, con todas las de la ley, a la televisión extremeña: la criatura, desde el primer momento, precisa aire puro.

*Licenciado en Filología