Recuerdas cuando la televisión se emitía en blanco y negro a través de un solo canal: TVE1. Tú eras un chavalín y tus padres compraron un televisor Marconi. Por entonces la mayoría de los hogares comenzaban a tener una televisión en la salita donde se hacía vida, alrededor de una mesa camilla. La televisión empezaba a emitir a las cinco de la tarde, con la carta de ajuste, y concluía a las 12 de la noche, con el himno nacional. Los chicos teníais acceso libre a ver la tele hasta que, a las 8,30 de la tarde en invierno y 9 en verano, aparecía en pantalla la Familia Telerín para mandaros a la cama. La mayoría de las veces suplicabas a tus padres que te dejaran ver la peli o la serie que solían poner después, y ellos accedían, siempre que estas no tuvieran dos rombos colocados en una de las esquinas de la pantalla, símbolos estos que calificaban un programa para mayores de dieciocho años. Bastaba que los protagonistas de la película se dieran un apasionado beso de tornillo o que saliera una mujer en bikini, para que la película mostrara los dos rombos. La televisión estaba estrictamente controlada por los guardianes de la moralidad y el decoro. También podía aparecer un solo rombo, que quería decir que los menores de catorce años debían abstenerse de seguir viendo la tele. Pero en este caso solías convencer a tus padres para que te dejaran estar un rato más frente al televisor.

Hoy en casi todas las viviendas tenéis varias televisiones en color, que emiten decenas de canales gratuitos y de pago durante las veinticuatro horas del día. Por otro lado disponéis de varios ordenadores, a través de cuyas pantallas también podéis ver lo que se emite por televisión. Digamos que estáis invadidos por las televisiones. Incluso se podría decir que la vida de muchas personas gira absolutamente alrededor de la televisión. Muchos chicos son ávidos teleadictos que no ven hora de irse a la cama. Y ya no existen aquellos rombos mojigatos que calificaban el decoro de los programas. Se ha pasado del riguroso control de los puritanos de entonces al todo vale de los mercantilistas de ahora.

*Pintor.