Pasó hace unos años. Como reza la canción de Extremoduro: "se ha hundido otro petrolero". Como tantos gallegos de origen, fui lo antes que pude, y pasé la primera semana de ese diciembre en la costa. Al volver, empezamos a preparar el proyecto. Nació con la naturalidad de una carcajada, un sollozo o un estornudo, como nacían entonces iniciativas en todo el país. Sus dos claves: en primer lugar, la música, la poesía y el sentimiento universal del que se duele de algo malo, más que la guerrilla partidista que hace de las catástrofes un arma arrojadiza en el pimpampún de la política. En segundo lugar, el enfoque del día después , que nos pareció el más adecuado: cuando ha pasado la primera actividad y los medios más sensacionalistas (los que tratan la noticia como cosa objetivable y puro dato efímero) abandonan el campo. Así, la primavera siguiente fuimos cámaras, realizador, trabajo de campo y producción in situ a llevar a cabo este proyecto, de título Soliloquio del farero , de sur a norte en la costa gallega, entrevistando a gente del mar y a especialistas. Lo ofrecimos a nuestra televisión regional, junto con otros documentales (todos ellos rechazados por uno u otro motivo), ya a principios del 2006 para su exhibición gratuita o por un coste testimonial, pues nunca ha sido nuestra intención lucrarnos con este programa (seleccionado en citas importantes del audiovisual internacional, así como exhibido por medios y organizaciones de Galicia, como colectivo Nunca Máis, maestros y ciudadanos interesados con muy buena acogida de crítica y público). Que ustedes, en la conmemoración del hundimiento del barco a cargo de la televisión pública extremeña, no lo van a ver, y tampoco ningún trabajo de investigación sobre la realidad tras el Prestige en Galicia, ni sobre la participación de muchos ciudadanos extremeños en la ola de solidaridad que entonces conmovió Galicia, ni sobre cualquier otro aspecto, a cargo del ente público o de cualquier otra empresa extremeña (que si de algo se resiente Libre Producciones, tras 15 años trabajando en Cáceres, es de estar y seguir sola en este tipo de proyectos), es una realidad que nos apena. Nos hubiera gustado que se viera y se pudiera juzgar aquí, donde nació y donde se editó, como se ha visto allí, donde se grabó. Ojalá no se hundan más petroleros en ningún mar del mundo, ni la provincia de Badajoz se vea expuesta en el futuro a las consecuencias de ninguna peste negra.

Ana Baliñas **

Guionista de Libre Producciones