En las dos intentonas fallidas de Gas Natural por hacerse con Iberdrola (en el año 2003) y con Endesa (en el 2005) la gasista recibió numerosas críticas por parte de sus opadas, que la acusaban de ser ella la que realmente necesitaba ganar tamaño, no las dos eléctricas que pretendía comprar, a pesar de que en su argumentario aludía a las dimensiones del sistema energético español frente al europeo. No les faltaba razón a Iberdrola y Endesa, porque el futuro de cualquier empresa pasa por ampliar su masa crítica. Iberdrola lo ha conseguido por sí sola, y aún lucha por consolidarse, mientras que la antigua empresa pública ha sido despiezada. Finalmente, Gas Natural lo ha logrado, al tercer intento, con la compra de Unión Fenosa.

La caída de la cotización en bolsa de Gas Natural en los días posteriores al anuncio de la adquisición, subraya lo que todo el mundo ya sabía, que ha pagado un alto precio, que ACS (Florentino Pérez he hecho un negocio redondo) ha obtenido una rentabilidad del 66% por su inversión del 45,3% en Unión Fenosa que ahora le vende a la gasista, la cual, con posterioridad, se hará con el 100%.

Es una operación muy costosa, pues supondrá un montante de alrededor de 17.000 millones de euros, en parte debido a que el anuncio de Pérez de que se desprendía de su participación en la eléctrica provocó una considerable revalorización de sus títulos en apenas dos semanas, justo los 15 días previos a formalizarse la transacción. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias para Gas Natural suponía prácticamente la última oportunidad de hacer una operación española y, lo que también es muy importante, con una compañía con la que apenas tiene solapamientos, por lo que las normas de la competencia le obligarán a desprenderse de pocos activos. Es decir, que la práctica totalidad de Unión Fenosa suma para formar el tercer grupo energético español con más del 70% del mercado del gas.

El hecho de que su accionariado sea tan estable --La Caixa controla un 34% de su capital y Repsol otro 30%-- no solo ha facilitado la adquisición, sino que significa una garantía para el futuro, como lo demuestra el compromiso de ambas de acudir a la ampliación de capital que se hará el año próximo con el fin de mantener el porcentaje de sus participaciones actuales.

Sería fácil concluir que el color del Gobierno facilita este tipo de operaciones, sobre todo teniendo en cuenta que el anterior salto corporativo de esta empresa, cuando pasó de Catalana de Gas a Gas Natural, se produjo con un Ejecutivo socialista. Pero la realidad no es exactamente así, porque el PSOE también gobernaba en el 2005 y, sin embargo, la compra de Endesa fracasó. En esta ocasión, las cosas se han hecho mejor, por la vía del pacto empresarial y sin ruido.