XRxaíz de la ruina de no pocas sociedades, pero sustento también de muchas tiranías, es la grave perversión política y social de asignarle órdenes preferenciales al cumplimiento de los valores morales, peor aun si se confunden estrategias con las convicciones. Así, por ejemplo, matar es más grave que tiranizar, la libertad es pues un valor que se supedita a la vida, de rango inferior y menos prioritario, por lo tanto el que cercena la libertad pero respeta la vida es menos malo que el que hace ambas cosas.

La primera impresión es que parece lógica esta calificación de los valores, y en términos personales, tal vez lo sea, pero la cuestión es totalmente diferente desde un punto de vista social.

ETA, con su terrorismo de baja intensidad, nos está diciendo que podría causar muertes y ahora no las causa, pero si no se satisfacen sus demandas puede volver a hacerlo. Es decir, continúa el chantaje en los mismos términos que antes, incluso peores, porque el aparente comportamiento, más humano que el anterior, puede producir un reblandecimiento en la firmeza de algunos grupos sociales, propiciando dudosas salidas a un conflicto que es largo, doloroso e incómodo, profundamente incómodo políticamente, y del que no hay político relevante de nuestra etapa democrática, que no haya pretendido solucionarlo. Otras cuestiones muy diferentes son su concreción y resultados. Realmente, en el corto plazo, la situación se hace casi imposible, porque si ETA deja las armas y se va a casa, sin más, sería una rendición incondicional, imposible, aún en estos momentos de debilidad de la organización, de que se realice. Debilidad que deriva tanto de la deslegitimación social de las acciones terroristas motivada por el terrorismo islámico, como por efectos de una acción policial eficaz y coordinada internacionalmente.

Aun así, algo tiene que sacar, y si por el contrario hay alguna concesión, aunque sean gestos mínimos con los presos, el chantaje ha surtido su efecto. En estas desgraciadas guerras contra los terroristas, el armisticio no cabe, se gana o se pierde. El Reino Unido, por ejemplo, en el caso del Ulster, que aunque no quepa comparación en los aspectos políticos y sociales del conflicto, sí existen semejanzas suficientes en los aspectos de lucha subversiva. Pues bien, en el marco de lo que ha ocurrido con el IRA, es difícil saber si el IRA agotado en una sociedad pujante económicamente se rinde y renuncia a la reunificación de las Islas de Irlanda, convirtiéndose en un partido más en el Ulster, o por el contrario es el Reino Unido el que tira la toalla y busca el prólogo de la salida menos traumática para digerir lo que es una derrota a plazos. Puede haber quien piense, que ni una cosa ni otra, que se alcanza una solución intermedia, aceptable por ambos, y que éstas existan. Pero la realidad es que la solución intermedia, no tiene apenas recorrido temporal político, menos aún en tiempo histórico en estos casos tan importantes, que no tiene ninguno, porque forzosamente es la antesala de uno u otro desenlace.

Por otro lado, la barrera del terrorismo de baja intensidad es difícil de establecer, porque ¿qué es el terrorismo de baja intensidad? ¿Con muertos o sin muertos? ¿Con muertos provocados sí, y con muertos por accidente no? ¿Provocando un caos muy grande sí y uno menos grande no? Los interrogantes pueden llenar bibliotecas, pero la verdad es que el terrorismo siendo claramente mensurable, es mucho más difícilmente medible.

Dentro de lo dicho, e incluso a pesar de lo dicho, cada gobierno tiene la libertad, e incluso la obligación de profundizar en los caminos de la paz, aún a sabiendas de que el acercamiento será orientativo, y hacerlo sin quiebra alguna de los valores básicos en que se sustenta una sociedad democrática como la nuestra.

Los imponderables históricos, cambian a veces bruscamente el marco de relaciones sociales. El 11 de marzo los cambió en la lucha contra el terrorismo, ante el tiempo nos jugaba en contra, ahora nos juega a favor. ¡Aprovechémoslo!

*Ingeniero, director general de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y exconsejero extremeño de Agricultura.