Lo sorprendente de las palabras del especulador Alessio Rastani no es tanto lo que ha dicho, que son las verdades del barquero, sino la rapidez con que los medios conservadores lo han tachado de farsante, lo que pone de manifiesto que Alessio ha metido el dedo en la llaga de lo que de verdad es una farsa mundial: la crisis económica. La crisis, lejos de ser algo sobrevenido, es un invento de los especuladores, de las grandes empresas financieras para manejar a su antojo los hilos del poder. La política tiene herramientas para controlar esto y son tan sencillas que se empieza a crear la sospecha de que especulación, política, y grandes empresas financieras son la misma cosa y forman en la sombra una amalgama o simbiosis que explicaría muchas de las circunstancias que se están dando. ¿Qué relación personal tienen algunos políticos de alto nivel con estas empresas? Terrorismo es el uso sistemático del terror para coaccionar a sociedades y gobiernos al objeto de conseguir unos objetivos políticos. ¿A qué esperan nuestros gobernantes para tipificar como terrorismo al financiero que excediéndose de sus límites están sometiendo al terror a sociedades y países enteros? ¿A qué esperan nuestros gobernantes para grabar con impuestos las transacciones financieras internacionales que limitaría los mercados y supondrían unos ingresos suficientes para acabar con gran parte de la deuda de los Estados? ¿Por qué no se empieza a pensar en una Banca Pública, por no hablar de nacionalizaciones que parece más escandaloso pero que sería más efectivo? ¿Por qué no se pone límite a las grandes fortunas? Sencillas y efectivas medidas que acabarían de raíz con los problemas actuales ¿por qué no se aplican? Algo huele a podrido. Se está creando una élite mundial a la que comienza a molestarle la palabra democracia .

Javier Puerto Rodríguez **

Acebo