TCtomo dice el libro del Eclesiastés, hay tiempo de llorar y tiempo de reír. Y, en efecto, en este mes de diciembre hemos tenido de los dos. Muy diferenciados, como tiene que ser. A principios de mes, murió Nelson Mandela . Y el mundo entero lloró a este héroe que, por mucho que nos empeñemos todos en ver el lado bueno de las cosas, más que simbolizar la tolerancia y la paz, yo creo que representó un ejemplo atroz de todo lo contrario: de intolerancia, odio, desigualdad e injusticia, antivalores de los que somos capaces los humanos y que él sufrió en primera persona. Pero como no todo pueden ser desgracias, hace unos días salió en los informativos la noticia de un invento que promete hacernos reír a carcajadas y que, con seguridad, nos va a permitir terminar el año con alegría. La japonesa kinoce Nteku ha desarrollado un artilugio capaz de doblar el valor de un billete.

Sí, lo has entendido bien. Es decir, que si metes en la bendita maquinita un billete de cinco euros, te sale uno de diez, y si metes uno de cincuenta obtienes al instante uno de cien. Por razones obvias, no admite de quinientos. El invento ya se vende en algunas plataformas de venta on line por poco dinero y las autoridades, muy preocupadas, han reconocido que los billetes doblados son perfectos, imposibles de diferenciar de los auténticos. Imagina lo que nos vamos a reír haciendo crecer nuestro paupérrimo sueldo. Pero antes de que te vayas como un poseso a comprar esta bicoca en internet, conviene que te preguntes qué día es hoy. Y por qué demonios tienes un muñecajo de papel colgado en la espalda.