WLwa subida de tipos de interés en la zona euro ha de decidirla mañana el Banco Central Europeo (BCE). Su potestad es equivalente a la que tiene la Reserva Federal de EEUU sobre el dólar, institución que sigue, desde hace meses, una política de aumento gradual de los intereses de referencia. Ambas autoridades monetarias toman sus decisiones de manera independiente y sin estar sometidas a presiones ostensibles.

Este principio lo ha roto ahora la OCDE --en la que se integran los países más consolidados de Europa, América y Asia-- al reclamar al BCE que no se eleven los tipos en Europa. Resulta extraño que un organismo pensado para elaborar estudios que faciliten la cooperación económica entre países desarrollados pretenda condicionar las decisiones de la autoridad monetaria de la Unión Europea cuando está a punto de anunciar que cree llegado el momento de un cambio en el precio de los créditos.

No es, desde luego, la primera vez que los economistas de la OCDE se exceden en su doctrina fija del neoliberalismo que exige dinero barato, privatizaciones y desregulación. Pero su pretensión de decidir también sobre la política económica europea resulta inaudita.