El balón de oro se lo llevó otra vez Messi , pese a pasar sin pena ni gloria en el Mundial, pues mucho cuenta la magia del equipo y la excelencia de los compañeros. No es lo mismo jugar junto a genios que a gente corriente y a las órdenes de un dandi trabajador y discreto que a las de un loco largón. El galardón al mejor entrenador decorará la estantería del guapo histrión portugués, faltón y provocador, pese a que el mundo entero fuera testigo de la magia, el buen hacer, la educación y el liderazgo sin estridencias de un caballero como Vicente del Bosque que dirigió la fiesta de la Roja aunque a la FIFA se la refanfinfle. Una presunta conjura contra el fútbol español hubiera sido un demoledor titular en los periódicos de ayer. Y también la entrevista al elegante presidente del Gobierno que reapareció ante una infantil Gloria Lomana empeñada en sacarle: "--Presidente, dígame algo--" si será candidato o no. Allí estaba con su antiguo esplendor algo mermado, --pero sorprendentemente poco--, sonriente y relajado como si le afectara lo justo la situación de riesgo inminente en que se encuentra España, el abismo al que se enfrentan los parados, el negro futuro de los jóvenes y la falta de confianza que inspira nuestro maltratado país. Con permanente sonrisa de medio punto, (¡qué frío turquesa en sus brillantes ojos!) e intacto optimismo: "Portugal va a salir adelante", "Yo me veo bien", asumió de boquilla la parte de responsabilidad que le toca mas siempre conservando su innata habilidad para sugerir que la realidad penosa no es consecuencia de sus actuaciones sino de una conjunción astral que afecta a España de manera letal sin que a los sufridos ciudadanos se nos explique por qué. Pero no. Foto y titular de primera plana fueron de nuevo el espeluznante trío de siniestros rostros cubiertos de blanco. Las caras de la muerte, remedo vasco del ku kux klan, boina en vez de capirucho sobre el mismo tétrico sudario, símbolo de la muerte que representan y cuyo discurso criminal, cínico, desquiciado y tramposo solo provoca vómito.