Abogada

Una vez más, el señor de la farándula vasca toca a maitines y decide que ya está bien que la familia de la última víctima de ETA haga política a su costa y, encima, lo rechace por concomitancia con las huestes violentas. Una no puede, por menos, que sorprenderse de tan sarcástica sensibilidad y de tal falta de ética hacia los que la banda terrorista ha señalado como objetivos de su macabra violencia. Este dirigente, de influencia misal, es como un mal sueño: alucinas con él, por un lado; pero, al mismo tiempo, es tan real que te hace daño. El hombre del enfado perpetuo ha decidido dar rienda suelta a su perseverante mal humor y ha arremetido contra todos y contra todo. Ahora le ha tocado el turno a una institución universitaria y parece que ha oído que algunos de sus profesores preparan un plan de evacuación electoral y no le ha gustado nada; de hecho, ha llegado a tocar el esquilón y ha situado a estos docentes en el punto de mira de la banda terrorista. Sorprende y duele que estos personajes deambulen con tanta frivolidad y con tan poca ética. Cuando has conocido a víctimas y familiares de esta banda no debes por menos que sentir un fuerte compromiso hacia ellos, en correspondencia a actitudes que, como las del señor de los maitines , deben ser reprobadas bajo el mayor de los rechazos. Jamás debe ser contemporizada la defensa de unas ideas con el ejercicio violento de la imposición de éstas. La sociedad democrática no puede permitir que este tal Arzalluz nos ofenda con su homilía queriendo transmitirnos una aseveración tan absoluta, bajo la pena de echarnos a todos hacia el objetivo macabro de los violentos. Vaya mi homenaje a tantas víctimas, a las que tanto parece despreciar referido personaje.