Hoy día, la sociedad sabe que las enfermedades mentales pueden ser tratadas con éxito y la recuperación es posible. Los resultados en los programas de salud y bienestar social de la Unión Europea manifiestan que la intervención en este ámbito es rentable y positiva al reducir la carga de enfermedad.

A pesar de ser una enfermedad plenamente tratable, el trastorno mental más frecuente en la Unión Europea es la depresión, que será la segunda causa de discapacidad dentro de diez años, tras las enfermedades cardíacas. Es muy frecuente la relación entre depresión y comportamiento suicida, con un mayor riesgo en la fase temprana de la enfermedad y el primer semestre, tras el alta de un ingreso hospitalario.

Aunque la mayoría de las personas que plantean ideas suicidas no están seguras de querer morir, cada año se registran en nuestro país más de 2.000 actos suicidas y 58.000 en toda la UE, lo que supera a las víctimas de tráfico o las muertes producidas por guerras, atentados y asesinatos. Asimismo, la mayoría de personas con actitudes y conductas suicidas lo intenta más de una vez, con terribles consecuencias.

La mayoría de las personas con enfermedad mental no se suicidan, pero la mayoría de suicidas son personas con enfermedad mental. Aunque este aspecto de salud ha sido negado o silenciado, en base al llamado efecto Werther o teoría de imitación del acto suicida, esta prevención, silencio y ocultación, mientras alejaba la posible secuela de propagación, ha creado la sensación de indefensión, soledad y pasividad, entre las víctimas ante una problemática en aumento. Lo que demuestra que la información y el conocimiento para la adopción de medidas serias, es propio de sociedades maduras y desarrolladas y que la ignorancia o desinformación, nunca logran proteger una comunidad ni a los individuos que la integran.

Aun así, no es posible una única explicación o respuesta ante este hecho que afecta a personas con enfermedad mental, depresión severa, adicciones o trastornos alimentarios, víctimas de violencia, mayores de sesenta y cinco años, reclusos y jóvenes, como principales grupos de población con mayor riesgo de atentar contra su vida.

Hoy sabemos que hablar del suicidio con una persona en riesgo, reduce la probabilidad de cometerlo y puede ser la única posibilidad para que analice su idea. La mayoría de muertes por suicidio sería prevenible y evitable, con la adecuada atención y recursos, algo que debería ser alentador para el abordaje de esta problema de salud que desgraciadamente, ocupa el último lugar de prioridades asistenciales.

XESTO MANIFIESTAx la necesidad de políticas de salud y bienestar social, con planes que ayuden a la prevención y abordaje del suicidio, con actitudes positivas que alienten la atención hacia los principales grupos de riesgo, favoreciendo la comunicación y el respeto, aumentando la red de apoyo y participación social para prevenir este problema. La identificación temprana de estos síntomas y el correcto tratamiento de los trastornos mentales, suponen la más importante y segura estrategia preventiva, al igual que la educación y los dispositivos de fácil acceso.

Es importante saber cómo las personas en riesgo exponen su propósito e intenciones, tienen ideas definidas sobre cómo quitarse la vida, piensan constantemente en la muerte y expresan claramente con palabras, amenazas y cambios de conducta su actitud. Lo que reflejan es la intención de cambiar y mejorar, antes que querer desaparecer. El principal deseo no es morir, sino poner fin a un sufrimiento que parece insoportable e interminable.

Por eso, creemos necesario proporcionar referencias sobre grupos de apoyo, que ofrezcan la solidaridad necesaria en momentos de profundo dolor, con personal capacitado en la detección y prevención de estos síntomas, creando los dispositivos comunitarios, hasta ahora inexistentes, para el registro y prevención de intentos suicidas. Estas variables aumentarán la posibilidad de que profesionales en salud mental, familiares y amigos, intervengamos con éxito en el abordaje y prevención de crisis suicidas.

Hoy queremos decir, que aunque lo creas no estás solo, que los pensamientos suicidas normalmente están asociados a problemas que pueden resolverse y rara vez son tan graves, como parecen realmente. Que las crisis suicidas son pasajeras y las razones que tenemos para vivir, ayudan a superar los momentos difíciles. Hoy queremos que pienses, como siempre, que lo mejor de nuestra vida está a punto de llegar.

*Monitor de Prensa AEMIS